viernes, abril 21, 2006

XVIIII LA LUNA

“haz nacer el fuego y luego, ataca”
Sun Tzu. El arte de la guerra.

XVIIII

LA LUNA

Cuántas palabras se utilizan
para hechizar a un lobo
cuántos iconos
qué luz
a qué se asimila esa palidez
que debe cercenar su garganta
antes de que el lobo recite:
“Soy deudor de mi vida a adversario”
y caiga lluvia torrencial
y la estrella críe amplias alas de libélula
en esa inmortalidad y en esa regeneración
“Oh, no jures por la inconstante luna”


dónde un laberinto que sus ojos soporten
un latido capaz de liberar aguas cadenas
sauces donde refugiarse
al despliegue de alas,
la estrella enviará palabras
que cruzarán el firmamento
y en su vuelo herirán de muerte
a la Luna llena
“Júzgame , oh Dios, y aboga mi causa:
líbrame de gente impía,
del hombre de engaño e iniquidad.”

cuántas para acorralar
al lobo cuántas para aniquilarlo
mientras busque desesperadamente
laberintos entre olas de mar
sosiego en muros donde no lo hay
tanto dolor sal sobre la sal
y más sal
tanta purificación
no exijas más de lo que el corazón
pueda resistir
tanto relámpago amargo
sólo termina por inutilizar
y restará lobo sin cobija
atrapado por siempre
dispuesto a morir
por su ley su tradición
hasta que el cuerpo
casi desollado por la infamia
se transforme en espejo perfecto
espíritu eternamente al acecho
dime qué tan cierto
este espejismo
colmado de paisajes y mementos
tantos pasos a ciegas
por tu espesura
donde la utilidad de refugiarnos
en nuestro
santuario de extraviados horizontes
deje de tener sentido práctico
y nos troquemos en nuestros
propios enemigos

ahora
enciende el fuego
que ha de rodearnos y arrasar
lo conocido

La luna estuvo en la quinta casa
La luna está en la novena casa












Como si nos hubiese parido la luna
Una noche de cuarto menguante

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