jueves, abril 01, 2010

CHARLES BUKOWSKI: “ ILUMINANOS, RABI!!!” por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE





Conviví con una mujer que amaba Bukowski, en cinco años y con muchas privaciones había logrado reunir unos diez títulos, todos de narrativa. Hubo noches que nos leímos mutuamente los cuentos y novelas enteras, riéndonos, reflexionando o sólo disfrutando de esa prosa breve e incisiva.

Cuando nos separamos ella se llevó nueve. Me quedé el que era antológico y que contenía poemas.

En la narrativa las escenas de borrachera, los cuartos desordenados, las noches de música clásica, Mahler, los caballos, la cerveza, el vodka 7… historia tras historia cada una más vívida que la otra. El cinismo a lo Diógenes pegado a una botella de Moscatel, de whisky, de lo que viniera siempre que fuera alcohol.
Era tal lo cotidiano y lo doloroso que cada imagen fue materializándose en la forma de hablar, en citas célebres, (siempre he sido enemigo de ellas), frases que quedaron … “Otro perro muerto en la carretera” de la Venganza de los malditos. “Grita cuando te quemes” del cuento del mismo nombre, el que me hizo ver a Albert Camus de la siguiente forma: “Camus escribía como un hombre que acabara de darse una buena cena con bistec, patatas fritas y ensalada, todo regado con una botella de buen vino francés”.

Bukowski la encarnación contemporánea de Dionisio en el cuerpo de un perdedor, de un mortal, que amando las palabras, dejó en ellas la simiente de su inmortalidad, un Dionisio que se fue apagando con el tiempo, pero resultó ser inmortal.

Al leer surge una pregunta: ¿Hasta dónde es válido ser autorreferente en el trabajo literario?

La respuesta se halla en el documental Born into this una reunión de entrevistas en que el 95% del tiempo se encuentra en estado de ebriedad. El mito de que los ebrios dicen la verdad, se materializa. Cínico pero en el sentido filosófico. La miseria individual y la miseria como un estilo de vida. No resulta molesto compartir esa miseria, sobre todo si estás cómodo en tu cama o en tu sillón y toda la narración toma un cariz anecdótico. En varias oportunidades comulgas con el personaje. Pero algo importante sucede: Hank Chinaski, el alter-ego de Charles Bukowski, entrega de vez en cuando una frase que apela a nuestras experiencias.

Si bien he postulado por mucho tiempo que el creador lírico es una dicotomía entre el yo real y el ego poético, se rompe esta premisa ante Bukowski, la poesía para él era vida y su vida era un extenso poema.

Para algunos un Arte Poética simplona, prosaica y hasta aburrida. Para otros, señera, ligera pero contundente.

“La Justicia está en todas partes y funciona
y las ametralladoras y los billetes
y los cercos
lo demuestran”.

Algo me recuerda a Hemingway, pero no, este ebrio es único. Levantas una piedra , al menos, en la República de Chile, y habrán su par de millones de amantes de la botella adheridos a ella, pero ninguno con el talento ni con un pájaro azul dentro del pecho como Bukowski.

¿Necesitamos a alguien que opine acerca de la existencia?
¿Un ebrio que nos enseñe acerca de cómo verla?

Cada cual que responda.
Mi respuesta es NO.

Pero ahí te detienes. Al leer los versos con simpleza destemplada, hablándote directo al corazón. Una razón enjugada en alcohol en contacto con una razón lectora.

“La gente que cree en política
es como la gente que cree en Dios
sorben aire con pajitas
torcidas

No hay Dios
No hay Política
No hay Paz
No hay Amor”

De muchas experiencias recogidas en sus escritos, se rescatan algunas reflexiones, sin tener que transitar por las rutas de la miseria o quizás conviviendo con ella:

“ Cuidado Con
El Hombre Corriente
Con La Mujer Corriente
Cuidado Con Su Amor
Su Amor Es Corriente, Busca
Lo Corriente
Pero Es Como Un Genio Al Odiar
Es Lo Suficientemente Genial
Al Odiar Como Para Matarte, Como Para Matar
A Cualquiera.

Al No Querer La Soledad
Al No Entender La Soledad
Intentan destruir
Cualquier Cosa
Que Difiera
De Lo Suyo”.

El sábado pasado vi el documental, supe de las mujeres de Bukowski, las vi, en la realidad de la pantalla, su automóvil, las calles que recorría, su casa. Quizás un buen poeta, uno auténtico, sea aquel idéntico a su ego poético.

“hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea.

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que esté ahí dentro.

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres
hacerme un lío?
¿es que quieres
mis obras?
¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros
en Europa?

hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
le digo ya sé que estás ahí,
no te pongas
triste.

luego lo vuelvo a introducir,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro
pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo no
lloro,
¿lloras tú?”


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