jueves, diciembre 23, 2010

TUTUGURI El rito del sol negro. POR ANTONIN ARTAUD




Y abajo, al pie del declive amargo,
cruelmente desesperado del corazón,
se abre el círculo de las seis cruces,
muy abajo como encastrado en la tierra madre,
desencastrado del abrazo inmundo de la madre
que babea,

la tierra de carbón negro es el único
lugar húmedo en esta grieta de roca.
El rito consiste en que el nuevo sol
pase por siete puntos antes de estallar
en el orificio de la tierra.

Hay seis hombres,
uno por cada sol
y un séptimo hombre
vestido de negro y de carne escarlata
que es el sol
violento.

Este séptimo hombre es un caballo,
un caballo con un hombre que lo acompaña.

Pero el caballo
es el sol
no el hombre.

Al ritmo desgarrante de un tambor

y de una trompeta larga, extraña,
los seis hombres
que estaban acostados,
enroscados a ras de la tierra

brotan sucesivamente como
girasoles
no soles
sino suelos que giran, lotos de agua, y cada brote
se corresponde con el gong cada vez más sombrío
y contenido del tambor
hasta que de pronto se ve llegar a todo galope,
con una velocidad de vértigo, al último sol,
al primer hombre, al caballo negro y sobre él
un hombre desnudo absolutamente desnudo y virgen. (sobre él)

Después de saltar, avanzan describiendo
meandros circulares y
el caballo de carne sangrante se enloquece
y caracolea sin cesar en la cima de su risco
hasta que los seis hombres terminan de rodear las seis cruces.

La tensión mayor del rito es precisamente
LA ABOLICIÓN DE LA CRUZ. Cuando terminan de girar arrancan
las cruces de la tierra y el hombre desnudo sobre el caballo enarbola
una inmensa herradura
empapada en la sangre de una cuchillada.

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