viernes, enero 07, 2011

AULLIDO III por ALLEN GINSBERG




Carl Solomon! Estoy contigo en Rockland
donde tú estás más loco que yo
Estoy contigo en Rockland
donde debes sentirte muy extraño
Estoy contigo en Rockland
donde imitas la sombra de mi madre
Estoy contigo en Rockland
donde has asesinado a tus doce secretarias
Estoy contigo en Rockland
donde somos grandes escritores que utilizan la misma
horrible máquina de escribir Estoy contigo en Rockland
donde te ríes de este invisible humor
Estoy contigo en Rockland
donde tu estado ha llegado a ser crítico y dan partes sobre
él en la radio
Estoy contigo en Rockland
donde las facultades del cráneo no admiten ya a los
gusanos de los sentidos
Estoy contigo en Rockland
donde bebes el té de los pechos de las solteras de
Utica
Estoy contigo en Rockland.
donde bromeas acerca de los cuerpos de tus enfermeras las
arpías de Bronx
Estoy contigo en Rockland
donde chillas enfundado en una camisa de fuerza que estás perdiendo la partida del verdadero pingpong del abismo
Estoy contigo en Rockland
donde aporreas sobre el catatónico piano el alma es inocente e inmortal jamás debería morir abandonada de
Dios en un manicomio armado
Estoy contigo en Rockland
donde cincuenta shocks más no devolverán a tu cuer-po su alma de su peregrinación a una cruz en el vacío
Estoy contigo en Rockland
donde acusas a tus doctores de locura y planificas la revolución socialista Hebrea contra el Gólgota nacional fascista
Estoy contigo en Rockland
donde desgarrarás los cielos de Long Island y resucitarás a tu Jesús humano y viviente de la tumba sobrehumana
Estoy contigo en Rockland
donde hay veinticinco mil camaradas locos cantando todos juntos las estrofas finales de la Internacional
Estoy contigo en Rockland
donde abrazamos y besamos a los Estados Unidos bajo las sábanas los Estados Unidos que tose toda la noche y no nos deja dormir
Estoy contigo en Rockland
donde nos despertamos del coma electrizados por los
aviones de nuestras propias almas que rugen sobre el
tejado han venido a dejar caer angélicas bombas el
hospital se ilumina a sí mismo se derrumban
paredes imaginarias Oh escuálidas legiones salid
corriendo de aquí Oh conmoción de misericordia
salpicada de estrellas la guerra eterna ha llegado Oh
victoria, olvida tu ropa interior somos libres
Estoy contigo en Rockland
en mis sueños tú caminas chorreando de un viaje por mar
sobre la autopista que atraviesa América anegado en
lágrimas hasta la puerta de mi casa de campo en la noche de Occidente.

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