martes, junio 28, 2011

NACIMIENTO DE MAIAKOVSKI por VLADIMIR MAIAKOVSKI




Que aprendan los contemporáneos a escribir,
y también los historiadores imbéciles.
"Un notable poeta vivió una vida mezquina y sin interés."
Yo sé,
no pronunciarán mi nombre los pecadores,
asfixiándose en el infierno.
Mi telón en el Gólgota,
no se bajará con el aplauso de los popes.
Mejor,
me beberé mi café por la mañana,
en este espléndido parque de verano.
En el día de mi llegada,
en el cielo de Belén,
no encenderán ninguna señal.
Nadie molestó las tumbas,
donde duermen los magos de pelo rizado.
El día de mi llegada,
fue como todos los días,
absolutamente igual,
igual hasta las náuseas.
Y nadie intentó señalar,
a la lejana estrella inoportuna.
Estrella,
¿no le da pereza brillar en vano?
¿Si no es,
en el día del nacimiento de un hombre,
para qué diablos debo adorar a esa estrella?
Juzgad vosotros mismos:
pescaremos el pez hablador,
con los hilos de la fantasía,
y cantaremos,
cantaremos,
la suerte dorada de los pescadores.
Cómo no he de cantarme a mí mismo,
si yo,
todo entero,
soy un absoluto prodigio,
si cada uno de mis movimientos,
es un inmenso e inexplicable milagro.
¡Miradme de ambos costados, asombráos!
Estas estrellas de cinco puntas,
se llaman "Manos".
Un par de espléndidas manos.
Observad:
Puedo elegir el mejor cuello,
y rodearlo con una sola mano.
Abrid el cofre del cráneo,
y saldrán chispas de su inteligencia.
¿Hay acaso algo que yo no pueda hacer?
¿Quieren?
Puedo inventar un nuevo animal,
que camine con tres patas y dos colas.
¿Quieren?
Me pueden besar.
El que me ha besado,
dirá si hay jugo más dulce que mi saliva.
Y envuelta en ella se encuentra,
mi espléndida lengua roja.
"¡Oh - oh - oh!"
Puedo alzar la voz muy alto.
"¡Ah - ah - ah!"
Puedo bajar blandamente la voz.
No puedo calcularlo todo.

Pero por último,
puedo cambiar el invierno en verano,
y el agua en vino.
Si alguien me tocara el pecho,
bajo la lana de mi chaleco,
palpita un puño extraordinario.
Si golpea a la derecha,
es un casamiento. Si golpea a la izquierda,
se estremecen los espejismos.
¿Qué prodigios podría hacer con mi amor?
¿Quién se acostará ebrio en las noches festivas?
Una lavandería. Las lavanderías.
Todo mojado.
Podría alegrarme de ver tantas pompas de
/jabón. Mirad,
cómo desaparecen tornasoladas.
¿Quiénes son, las hijas del cielo
y de la aurora?
Una panadería.
El panadero.
Hizo el pan.
¿Quién es el panadero?
Con harina dibuja un círculo y resulta una
/rosca. Y de pronto, los panes,
arquean sus lomos crocantes. Él juega con los panes. Todo en él es amor.
Una zapatería.
El zapatero.
Entra un mendigo y un canalla.
Les hace falta algún remiendo.
Miro
y a los guelles de las botas les hace falta un
/detalle. Ya está coronado. Es un príncipe, alegre y hábil.
Soy yo que despliego el corazón como una
/bandera, y hago milagros en el increíble siglo XX.
Los peregrinos abandonaron su camino a la
/tumba del Señor.
Quedó desierta la antigua Meca de los fieles.

A CAUSA DE CANSANCIO por VLADIMIR MAIAKOVSKI



¡La tierra!
Déjame besar tu cabeza
que se pone calva,
con mis labios andrajosos,
manchados con oros
/ajenos.
Con el humo de cabello sobre los incendios de
/ojos de estaño déjame abrazar
los pechos hundidos de
/ciénagas. ¡Ves! Somos dos,
heridos, acosados por las gacelas;
subió el relinchar de los
caballos montados por
/la muerte.
El humo de la casa
nos alcanzará con sus largas
/palmas, lo turbio
enfureciendo los ojos de lo
/putrefacto,
bajo el turbión de las luces.
¡Hermana mía!
En los asilos de los siglos venideros
se encontrará, quizás,
una madre para mí;
le tiraré la ensangrentada
cornucopia de mis
/cantos.
Cuando salte por el campo
la cuneta, el detective verde
nos apresará
con las sogas de sus mugrientos caminos.

DADA MANIFIESTO SOBRE EL AMOR DÉBIL Y EL AMOR AMARGO por TRISTAN TZARA



1
preámbulo = sardanápalo
uno = valija
mujer = mujeres
pantalón = agua
sí = bigote
2 = tres
bastón = tal vez
después = descifrar
irritante = esmeralda
vicio = bis
octubre = periscopio
nervio =
o todo eso junto en cualquier arreglo sabroso, jabonoso, brusco
o definitivo -sacado en sorteo- está vivo.
Es así que por encima del espíritu vigilante del clergyman
construido en la esquina de cada calle animal, vegetal,
imaginable y orgánica, todo es igual o nada tiene igual. Incluso
si yo no lo creía, la verdad es que lo he escrito en este papel -
porque es un mentira que yo FIJÉ como una mariposa en el
sombrero.
La mentira circula -saluda al Señor Oportuno y al Señor
Cómodo: la detengo, se vuelve verdad.
Así DADA se hace cargo de la policía con pedales y de la moral
con sordina.
Todo el mundo (en cierto momento) estaba completo en su
cabeza y en su cuerpo. Repítase eso 30 veces.
Me parezco muy simpático.
Tristan Tzara
II
Un manifiesto es una comunicación hecha al mundo entero, en
la que no hay más pretensión que el descubrimiento de los
medios para curar instantáneamente la sífilis política,
astronómica, artística, parlamentaria, agronómica y literaria.
Puede ser dulce, bonachón,
siempre tiene razón, es fuerte, vigoroso y lógico.
A propósito de lógica, me parezco muy simpático.
Tristan Tzara
El orgullo es la estrella que bosteza y penetra por los ojos y por
la boca, que se apoya, hinca en su seno está escrito: estirarás la
pata. Es su único remedio. ¿Quién cree aún en los médicos? Yo
prefiero al poeta que es un pedo en una máquina de vapor -es
manso pero no llora- educado y semipederasta, va nadando. Los
dos me valen un sorbete. Es un azar (que no es necesario) que el
primero sea alemán, el segundo español. Lejos de nosotros,
realmente, la idea de descubrir la teoría de la probabilidad de las
razas y el epistolario perfeccionado de la amargura.
III
Siempre se han cometido errores, pero los errores más grandes son
los poemas que uno ha escrito. La palabrería tiene una sola razón
de ser: el rejuvenecimiento y el mantenimiento de las tradiciones
de la biblia. A la palabrería la alienta la administración de correos,
que, ¡ay!, se perfecciona, alentada por la compañía de tabacos, las
compañías de ferrocarriles, los hospitales, las empresas funerarias,
las fábricas de tela. A la palabrería la alienta la cultura de las
familias. A la palabrería la alientan los dineros de papá. Cada gota
de saliva que se evade de la conversación se convierte en oro.
Como los pueblos todavía tienen necesidad de divinidades para
observar las 3 leyes esenciales: comer, hacer el amor y cagar, y con
los reyes de viaje y las leyendas demasiado duras, tan sólo la
palabrería cuenta actualmente. La forma con que se presenta con
mayor frecuencia es DADA.
Hay gente (periodistas, abogados, amateurs, filósofos) que
inclusive consideran las otras formas: negocios, matrimonios,
visitas, guerras, congresos diversos, sociedades anónimas,
política, accidentes, bailes, crisis económicas, crisis nerviosas,
como variaciones de dadá.
Como no soy imperialista, no comparto su opinión -más bien
creo que dadá no es sino una divinidad de segundo orden, a la
que se debe colocar simplemente al lado de las otras formas del
nuevo mecanismo para religiones de interregno.
La simplicidad ¿es simple o es dadá?
Me parezco bastante simpático.
Tristan Tzara
IV
¿Es acaso necesaria la poesía? Yo sé que aquellos que más
fuerte gritan en su contra sin saberlo le destinan y preparan una
perfección confortable; -a eso le llaman futuro higiénico.
Se prevé el aniquilamiento (siempre próximo) del arte. Aquí
deseamos un arte más arte. Higiene se vuelve pureza diosmío
diosmío.
¿Acaso ya no debe creer uno en las palabras? ¿Desde cuándo
expresan lo contrario de lo que el órgano que las emite piensa y
quiere? (piensa, quiere y desea pensar).
He aquí el gran secreto:
El pensamiento se hace en la boca.
Todavía me parezco muy simpático.
Tristan Tzara
Un gran filósofo canadiense ha dicho: El pensamiento y el
pasado también son muy simpáticos.
V
Un amigo, que es demasiado amigo mío para no ser inteligente,
me decía el otro día:
el estremecimiento
el quiromántico NO ES MAS QUE LA
FORMA DE DECIR buenos días / buenas noches
Y DEPENDE DE LA FORMA QUE SE
LE HA DADO
A su raspilla
su cabello
Yo le contesté:
r
TIENES RAZÓN idiota / príncipe
PORQUE YO ESTOY
CONVENCIDO DE LO contrario / tártaro
naturalmente
titubeamos
NO TENEMOS
razón. Me llamo / ganas de comprender LO OTRO
La diversidad siendo divertida, este juego de golf da la ilusión
de una "cierta" profundidad. Yo mantengo todas las
convenciones -suprimirlas sería crear nuevas convenciones, lo
cual nos complicaría la vida de una manera verdaderamente
repugnante.
Ya no se sabría qué es lo chic: amar a los niños del primer o del
segundo matrimonio. El "pistilo de la pistola" nos ha metido con
frecuencia en situaciones bizarras y agitadas. Desordenar el
sentido -desordenar las nociones y todas las pequeñas lluvias
tropicales de la desmoralización, desorganización, destrucción,
carambolas, son acciones aseguradas contra la pólvora y de
utilidad pública reconocida. Hay un hecho conocido: ya no se
encuentran dadaístas más que en la Academia Francesa. Con
todo, me parezco muy simpático.
Tristan Tzara
Parece ser que existe eso: más lógico, muy lógico, demasiado
lógico, menos lógico, poco lógico, verdaderamente lógico,
bastante lógico.
Pues entonces saquen las consecuencias.
-Ya:
Ahora llamen en la memoria al ser que más aman.
-¿Ya?
Díganme el número yo les diré la lotería.
VII
A priori, es decir con los ojos cerrados, Dadá sitúa antes de la
acción y por encima de todo: a La Duda. DADA duda de todo.
Dadá es tatú. Todo es Dadá. Desconfíen de Dadá.
El anti-dadaísmo es una enfermedad: la selfcleptomanía, el
estado normal del hombre es
DADA.
Pero los verdaderos dadás están contra
DADA.
El selfcleptómano.
Quien robe -sin pensar en su interés, en su voluntad- elementos
de su individuo es un cleptómano. Se roba a sí mismo. Hace
desaparecer los caracteres que lo alejan de la comunidad. Los
burgueses se parecen -todos son iguales. No solían parecerse. Se
les enseñó a robar ~l robo se volvió función- lo más cómodo y
menos peligroso es robarse a sí mismo. Todos ellos son muy
pobres. Los pobres están contra DADA. Tienen mucho que
hacer con sus cerebros. Nunca terminarán. Trabajan. Se trabajan
-se engañan a sí mismos se roban -son muy pobres. Pobrecitos.
Los pobres trabajan. Los pobres están contra DADA. Quien esté
contra DADA está conmigo, dijo un hombre ilustre, pero murió
en seguida. Se le enterró como a un verdadero dadaísta. Anno
domini Dadá. ¡Desconfíen! Y recuerden este ejemplo.
VIII
PARA HACER UN POEMA DADAÍSTA.
Coja un periódico.
Coja unas tijeras.
Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta darle
a su poema.
Recorte el artículo.
Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que
forman el artículo y métalas en una bolsa.
Agítela suavemente.
Ahora saque cada recorte uno tras otro.
Copie concienzudamente
en el orden en que hayan salido de la bolsa.
El poema se parecerá a usted.
Y es usted un escritor infinitamente original y de una
sensibilidad hechizante, aunque incomprendida del vulgo. *
* Ejemplo:
cuando los perros atraviesan el aire en un diamante como las
ideas y el apéndice de la meninge señala la hora de despertar
programa (el título es mío)
premios son ayer conviniendo en seguida cuadros / apreciar el
sueño época de los ojos / pomposamente que recitar el evangelio
género se oscurece / grupo el apoteosis imaginar dice él
fatalidad poder de los colores / talló perchas alelado la realidad
un encanto ¡ espectador todos al esfuerzo de la ya no es 10 a 12 /
durante divagación caracoleos desciende presión / volver de
locos uno tras otro sillas sobre un monstruosa aplastando el
escenario / celebrar pero sus 160 adeptos en paso en los puestos
en mi nacrado / fastuoso de tierra plátanos sostuvo esclarecerse /
júbilo demandar reunidos casi / de ha la uno tanto que le
invocaba de las visiones / de los canta ésta ríe / sale situación
desaparece describe aquella 25 danza salve / disimuló todo de
no es fue / magnífica la ascensión tiene la banda mejor luz cuya
suntuosidad escena me music-hall / reaparece siguiendo instante
se agitar vivir / negocios que no prestaba 1 manera palabras
vienen esa gente
IX
Hay gente que explica porque hay gente que aprende.
Suprímanlos y no queda más que dadá.
Moje usted la pluma en un líquido negro con intenciones
manifiestas -no es más que su autobiografía que usted empolla
bajo el vientre del cerebelo en flor.
Biografía es el séquito del hombre ilustre.
Grande o fuerte. Y ahí está usted, usted, hombre sencillo como
los demás, luego de haber mojado la pluma en la tinta, lleno de
PRETENSIONES
que se manifiestan en formas tan diversas como imprevistas, y
se aplican a todas las formas de la actividad y del estado de
ánimo y de mímica;
Helo a usted lleno de
AMBICIONES
de mantenerse en la esfera de la vida, en el sitio al que acaba de
llegar hace un instante, de progresar en marcha ascendente
ilusoria y ridícula hacia una apoteosis que no existe más que en
su neurastenia:
helo a usted lleno de
ORGULLO
más grande, más fuerte, más profundo que todos los demás.
Queridos cofrades: un gran hombre, uno pequeño, fuerte, débil,
profundo, superficial, he ahí por qué reventarán todos ustedes.
Existe gente que antedató sus manifiestos para hacer creer que
tuvo un poco antes la idea de su propia grandeza. Mis queridos
cofrades: antes después, pasado futuro, ahora ayer,
he ahí por qué reventarán.
Existe gente que ha dicho: dadá es bueno porque no es malo,
dadá es malo, dadá es una religión, dadá es una poesía, dadá es
un espíritu, dadá es escéptico, dadá es una magia, yo conozco
dadá.
Mis queridos cofrades: bueno malo, religión poesía, mente
escepticismo, definición definición, he ahí por qué reventarán
todos ustedes, y reventarán, yo se lo juro.
El gran misterio es un secreto, pero lo conocen algunas
personas. Jamás dirán lo que es dadá. Para distraerlos una vez
más diré algo como:
dadá es la dictadura de la mente, o dadá es la dictadura del
lenguaje, o bien
dadá es la muerte de la mente, lo que dará gusto a muchos de
mis amigos. Amigos.
X
Es patente que desde Gambetta, la guerra, el Panamá y l'affaire
Steinheil, la inteligencia se encuentra en la calle. El inteligente
se ha convertido en un tipo completo, normal. Lo que nos hace
falta, lo que es de interés, lo que es raro porque posee las
anomalías de un ser precioso, la frescura y la libertad de los
grandes antihombres, es
EL IDIOTA
Dadá trabaja con todas sus fuerzas por la instauración del idiota
en todas partes. Pero conscientemente. Y él mismo tiende cada
vez más a volverse idiota.
Dadá es terrible. No le enternecen las derrotas de la inteligencia.
Dadá es más bien cobarde, pero cobarde como un perro rabioso,
no reconoce método ni exceso persuasivo.
La falta de jarreteras que lo hace agacharse sistemáticamente
nos recuerda la famosa falta de sistema que en el fondo no
existió nunca. La falsa noticia fue lanzada por una lavandera en
el pie de su página, la página fue llevada al país bárbaro donde
los colibríes la hacen de sandwichmen de la naturaleza cordial.
Esto me lo contó un relojero que tenía en su mano una jeringa
flexible que llamó, en recuerdo característico de los países
tórridos, flemática e insinuante.
XI
Dadá es un perro -un compás- la arcilla abdominal -ni nuevo ni
japonesa desnuda-gasómetro de los sentimientos en bolas -Dadá
es brutal y no hace propaganda- Dadá es una cantidad de vida en
transformación transparente sin esfuerzo y giratoria.
XII
señores señoras compren entren compren y no lean verán a
quien tiene en sus manos la llave del niágara el hombre que
cojea en una caja los hemisferios en una valija la nariz encerrada
en un farolillo chino verán verán verán la danza del vientre en el
sabon de massachussets aquél que clava el clavo y el neumático
se desinfla las medias de seda de la señorita atlántida la maleta
que le da 6 vueltas al mundo para hallar el destinatario señor y
su prometida su hermano y su cuñada hallarán ustedes la
dirección del carpintero el reloj de sapos el nervio como
plegadera tendrán la dirección del alfiler menor para el sexo
femenino y del que proporciona las fotos obscenas al rey de
Grecia así como la dirección de la action française.
XIII
DADA es un microbio virgen
Dadá está contra la carestía de la vida
Dadá sociedad anónima para la explotación de las ideas
Dadá tiene 391 actitudes y colores diferentes según el sexo del
presidente
Se transforma -afirma- dice al mismo tiempo lo contrario -sin
importancia- grita -pesca con caña.
Dadá es el camaleón del cambio rápido e interesado.
Dadá está en contra del futuro. Dadá está muerto. Dadá es
idiota. Viva Dadá. Dadá no es una escuela literaria, aúlla
Tristan Tzara
XIV
Maquillar la vida en el binóculo -frazada de caricias- panoplia
para mariposas, -he ahí la vida de las camareras de la vida.
Acostarse en una navaja de afeitar y sobre pulgas en celo - viajar
en barómetro - mear como un cartucho - cometer errores, ser
idiota, ducharse con minutos santos - ser golpeado, ser siempre
el último - gritar lo contrario
de lo que dice el otro - ser la sala de redacción y de baños de
dios que cada día se da un baño en nosotros en compañía del
pocero, -he ahí la vida de los dadaístas.
Ser inteligente - respetar a todo el mundo
- morir en el campo de honor - suscribirse
a la Deuda Exterior - votar por Fulano - el
respeto por la naturaleza y la pintura - aullar
en las manifestaciones dadá, -he ahí la vida de los hombres.
XV
DADA no es una doctrina para poner en práctica: Dadá, -
mintamos: un asunto que marcha bien. - Dadá contrae deudas y
no vive en su colchón. El buen Dios creó una lengua universal,
es por eso que no se la toma en serio. Una lengua es una utopía.
Dios puede permitirse no tener éxito: Dadá también. Es por ello
que los críticos dicen: Dadá es un lujo, o Dadá está en celo. Dios
es un lujo, o Dios está en celo. ¿Quién tiene razón: Dios, Dadá o
la crítica?
-"Usted debía" -me dice un encantador lector.
-¡Qué va! Tan sólo quería llegar a la conclusión: Suscríbase a
Dadá, el único Préstamo que no rinde nada.
aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla
aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla
aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla
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aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla
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aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla
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aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla aúlla
aúlla aúlla aúlla aúlla

Que aún se parece muy simpático
Tristan Tzara

PINOSANGUINOCHETBURUNDA por RAFAEL ALBERTI




El Inmenso el Inmenso
el más detacagado hijo de atrás del Grande
el atiranorror
el despomastaorror
el funéreo funerísimo funegeneralísimo
el más destacarancho roedor
comedor
triturador
nato quebrantahuesos
vampiro chupador
el más destacagado traidor
usurpador gorgojo
piojo incendiario
Pinosanguinochetburundá el Inmenso
el más destacagado ovario
de mi madre Adefesia
hija y madre del Grande
el cagador de dólares
borrapueblos
borrudo
robacobriboludo petroludo.

jueves, junio 23, 2011

TONO APOCALIPTICO por JACQUES DERRIDA




Estos son fragmentos de la segunda versión de una conferencia dictada en Julio de 1982 por Derrida en el coloquio
de Cerisy-la-Salle que llevó por títulos Los fines del hombre, a
partir del trabajo de Jacques Derrida. El título original de esta
conferencia, "De un tono apocalíptico últimamente adoptado
en filosofa", es una referencia directa al opúsculo de
Kant "De un tono grandilocuente adoptado últimamente en
filosofía" (1796), que en su momento hizo la crítica de los
pronósticos sobre la muerte de toda filosofía. La conferencia
fue publicada por la editorial Galilée en 1984.



Entre las numerosas características que distinguen a un escrito de tipo apocalíptico, aislemos provisionalmente la predicción y la predicación escatológicas, el hecho de decir, predecir o predicar el fin, el límite extremo, la inminencia del final. ¿No podría decirse de todos quienes participen en empeños de esta índole que son sujetos de discursos escatológicos? No cabe duda, y no olvido tomar en cuenta otros contextos, que esta situación es muy anterior a la revolución copernicana; los numerosos prototipos de discursos apocalípticos bastarían para atestiguarlo, como tantos otros que se dieron en el intervalo. Mas si Kant denuncia a quienes han proclamado el advenimiento del fin de la filosofía desde hace dos mil años, él mismo, al marcar un límite e incluso el fin de un cierto tipo de
metafísica, liberó otra ola de discursos escatológicos en filosofía. Su
progresismo, su creencia en el futuro de cierta filosofía, y aun en el
de otra metafísica, no es contradictorio con la proclamación de los
finales y del fin último.

Yo partiría de nuevo del hecho de que desde entonces, y considerando múltiples y profundas diferencias y mutaciones, el Occidentese ha visto dominado por un portentoso programa que reviste también la forma de un contrato intransgredible entre discursos sobre el fin. Los temas del fin de la historia y de la muerte de la filosofía constituyen las formas más comprehensivas, masivas y concentradas de esto. Hay desde luego diferencias evidentes entre la escatologia hegeliana, y esa escatologia de corte marxista que se ha queridoolvidar demasiado aprisa durante los últimos años en Francia (cosa que produjo, quizás, otra escatologia del marxismo, su escatologia y su repique de agonía), y la escatologia nietzschiana (del último
hombre superior y al superhombre) y tantas otras variedades de más reciente cuño. ¿Pero acaso las diferencias entre ellas no se miden como desviaciones en relación con la tonalidad fundamental de este Stimmung audible a través de tantas variaciones temáticas? ¿Acaso todos los diferendos no han adoptado la forma de una sobrepuja en la elocuencia escatològica, cada recién llegado más lúcido que el anterior, más al tanto y más pródigo también a la hora de añadir: en verdad os digo, no es solamente el fin de esto sino también de aquello, el fin de la historia, el fin de la lucha de clases, el fin de la filosofía, la muerte de Dios, el fin de las religiones, el fin
del cristianismo y de la moral (ésta fue la candidez más grave), el fin del sujeto, el fin del hombre, el fin de Occidente, el fin de Edipo,
el fin de la tierra, Apocalypse now, yo os digo, por el cataclismo, por
el fuego, por la sangre, por el sismo de todo fundamento, por el
napalm que cae de helicópteros desde el cielo como las rameras, y
también el fin de la literatura, el fin de la pintura, el arte como cosa
del pasado, el fin del psicoanálisis, el fin de la universidad, el fin del
falocentrismo y del falogocentrismo y de no sé cuántas cosas más?
Y alguno que vendría a refinar el final, a decir el final del final, que
es a saber el fin del fin, el fin último de los fines, que el fin ya ha
comenzado desde siempre, que aun hay que distinguir entre el fin y
la clausura, ese alguien participaría, quisiéralo o no, en el concierto puesto que es también la hora del fin del metalenguaje con
respecto al lenguaje escatologico. Tanto así que uno podría preguntarse si la escatologia es un tono o si es más bien la voz misma.
Si la escatología, entonces, nos sorprende tanto en la primera palabra como en la última, y siempre en la penúltima, ¿qué decir?, ¿qué hacer? La respuesta a esta pregunta es quizás imposible porque la
pregunta nunca se deja escuchar, porque la pregunta en discusión es
la de la respuesta, y la de una demanda que promete o responde
antes de la pregunta.

Uno sabe que toda escatología apocalíptica se promete en nombre
de la luz, del vidente y de la visión, y de una luz de la luz, de una
luz más luminosa que todas las luces que ella hace posibles. El apocalipsis de Juan, que domina toda la apocalíptica occidental, se despeja a la luz de El, de Elohim, el Señor.

"Porque la gloria de Dios la iluminaba [...] Los reyes de la tierra
llevarán a ella su gloria." Sus puertas no se cerrarán de día, "No
habrá ya noche, ni tendrá necesidad de luz de antorcha, ni de luz
del sol. porque el Señor Dios los alumbrará, y reinarán por los siglos
de los siglos." (XXII, 5).

Hay luz y hay luces, las luces de la razón o del logos, que no son,
a pesar de todo, otra cosa. Y es en nombre de una Aufklärung que
Kant, por ejemplo, emprende la desmitificación del tono grandilocuente. Hoy día no podemos dejar de tener herencia de estas Luces,
no podemos y no debemos -es una ley y un destino- renunciar a la
Aufklántng, es decir a aquello que se nos impone como el deseo
enigmático de la vigilancia, de la vigilia lúcida, de la elucidación, de
la crítica y de la verdad, mas de una verdad que al mismo tiempo
guarde en sí un deseo apocalíptico, esta vez como deseo de claridad
y revelación para desmitificar, o si se prefiere para desconstruir el
propio discurso apocalíptico, y con él todo lo que se especula sobre
la visión, la inminencia del fin, la teofanía, la parusía, el juicio final. Entonces nos preguntamos, sin concesión, a dónde quieren llegar. y con qué fines, quienes declaran el fin de esto o de aquello, del hombre o del sujeto, de la conciencia, de la historia, del Occidente
o de la literatura, y que están en el último grito del progreso, cuya
idea jamás ha estado tan mal administrada tanto por la derecha
como por la izquierda. ¿Qué efectos quieren producir estos profetas
gentiles o elocuentes visionarios? ¿En función de qué beneficio inmediato o lejano? ¿Qué hacen, y qué hacemos nosotros al decir tales cosas? ¿Por qué seducir o sujetar, intimidar o producir placer?
Estos efectos y estos beneficios pueden remitirse a una especulación
individual o colectiva, consciente o inconsciente. Pueden analizarse
en términos de dominación libidinal o política, con todos los relevos diferenciales y por tanto con todas las paradojas económicas
que sobredeterminan las ideas de poder o de dominación y a veces las arrastran al abismo. El análisis lúcido de estos cálculos o intereses debe movilizar un número muy grande y una gran diversidad de
dispositivos de interpretación hoy en día disponibles. Debe y puede
hacerlo puesto que nuestra época estaría notablemente pertrechada
para ello; y una desconstrucción, si se suspende, nunca se lleva a
término sin un trabajo segundo sobre el sistema que empalma consigo mismo ese pertrecho, que articula, como se dice, al psicoanálisis con el marxismo o a algún nietzscheísmo con los recursos de
la lingüística, de la retórica o de la pragmática, con la teoría de los
speech acts, con el pensamiento heideggeriano sobre la historia de la
metafísica, la esencia de la ciencia o de la técnica. Tal desmitificación debe plegarse a la más fina diversidad de trampas apocalípticas. El interés o cálculo puede estar bien disimulado ahí bajo el deseo de la luz, bien oculto (eukalyptus, como se llama al árbol cuyo limbo calcinal permanece cerrado después de la floración), bien oculto bajo el deseo confeso de la revelación. Y una disimulación
puede ocultar otra más. El interés más grave, puesto que no tiene
fin. el más fascinante, consiste en lo siguiente: el sujeto del discurso escatológico puede tener interés en renunciar a su interés, puede renunciar a todo para poner incluso su muerte en nuestros brazos y hacernos herederos por adelantado de su cadáver, es decir de su alma, a la espera de alcanzar así sus fines por medio del fin, de seducirnos a-plena-luz con la promesa de resguardar nuestra guardia, en su ausencia.
No estoy seguro de que exista precisamente un escenario fundamental, un gran paradigma que, con algunas excepciones, regiría las estrategias escatológicas. Sería de nuevo una interpretación filosófica, onto-escato-teleológica el decir: la estrategia apocalíptica es fundamentalmente una, su diversidad es sólo de procederes, de máscaras, de apariencias o de simulacros.
Una vez adoptada esta precaución, cedamos a la tentación por el breve espacio de una ficción e imaginemos esa escena fundamental.

Imaginemos que existe un tono apocalíptico, una unidad del tono apocalíptico que no sea efecto de un descarrío generalizado, de una Verstimmung que multiplique las voces y haga saltar los tonos, abriendo un habla a la obsesión de la otra en una polifonía incontenible llena de injertos, intrusiones, parasitosis. La Verstimmung ge neralizada es la posibilidad abierta a otro tono, o al tono de otro, de
llegar en cualquier momento a interrumpir una música familiar(como supongo que sucede comúnmente en análisis, pero también en otros ámbitos cuando, de repente, un tono que procede de quién sabe dónde corta la palabra -si se me permite la expresión- a quien parecía tranquilamente determinar (bestimmen) la voz y asegurar
de ese modo la unidad de destinación, la identidad de un destinatario o un destinador). La Verstimmung, si así denominamos en lo sucesivo al descarrío, al cambio de tono como se diría el cambio de humor, es el desorden o el delirio de la destinación (Bestimmung)pero también la posibilidad de toda emisión. La unidad de tono, sí la hubiera, sería ciertamente la seguridad de la destinación pero
también la muerte, otro apocalipsis. Imaginemos entonces que hay
un tono apocalíptico y un escenario fundamental. Entonces, quienquiera que adopte ese tono querrá decirnos o decirse alguna cosa.

¿Qué cosa? He dicho "quienquiera que adopte", "quien adopte ",
para no decir "aquél que" o "aquella que", "aquellos que" o "aquellas que", y hablo precisamente del tono que uno debe poder distinguir de todo contenido discursivo articulado. Lo que el tono quiere expresar no es por fuerza lo que dice el discurso, y el uno siempre puede contradecir, negar, hacer derivar o descarriar al otro.

Quien adopte el tono apocalíptico querrá hacer entender, si no decir alguna cosa. ¿Qué cosa?, pues no otra que la verdad, y querrá significar que él la revela, el tono es el revelador de un desvelamiento en curso. Desvelamiento o verdad, apofàntica de la inminencia del fin, de aquello que conduce finalmente al fin del mundo.

No sólo la verdad como verdad revelada de un secreto acerca del fin o del secreto del fin. La verdad es ella misma el fin, el destino: y que la verdad se desvele significa el advenimiento del fin. La verdad es al mismo tiempo la finalidad y la instancia del juicio final.

La estructura de la verdad sería, en este caso, apocalíptica. Y es por esto que no habrá verdad del apocalipsis que no sea verdad de la verdad.

Entonces, a quien adopte el tono apocalíptico se le preguntará
¿en vista de qué y con qué fines? ¿Para ir a dónde, y ahora mismo
o próximamente?

Comienza el final, esto significa el tono apocalíptico. Pero ¿con qué fines significa eso? Desde luego, el tono desea atraer, hacer venir, allegarse de, seducir para conducir a sí, es decir para conducir al lugar donde se percibe la primera vibración del tono, llámese como se quiera, sujeto, persona, sexo, deseo (pienso sobre todo en una vibración diferencial pura, sin sostén, insostenible). Es el fin
que ya se acerca, es inminente, eso significa el tono. Lo estoy viendo, lo sé, te lo digo, ahora tú ya lo sabes, ven. Nos vamos a morir todos, vamos a desaparecer, y este corte mortal será para juzgarnos, nos vamos a morir tú y yo y también los otros, los goim, los infieles y todos los demás, todos quienes no comparten con nosotros el secreto y que no saben lo que les espera. Es como si ya
estuvieran muertos. Estamos solos en este mundo, solo estoy en mi
poder de revelarte la verdad, el destino, te lo digo, te lo doy, ven,
seamos por un instante, nosotros que no sabemos todavía quiénes
somos, seamos por un instante previo al fin los únicos supervivientes, los únicos atentos, asi será tanto más intenso. Seremos una secta, formaremos una especie, un sexo o un género, una raza (Geschlecht) entre nosotros solos, y nos daremos un nombre (éste es en cierta medida el escenario babélico del cual hablaremos más adelante; más hay también una Babel en el Apocalipsis de Juan que nos daría que pensar, no con respecto a la confusión de lenguas o de tonos, sino a propósito de la prostitución, suponiendo que pueda establecerse diferencia. La gran Babel es la madre de las putas:
"Ven, te mostraré el juicio de la gran ramera" XVII, 1). Ellos duermen. nosotros vigilamos.

Este discurso, o mejor dicho este tono que traduzco en discurso, el tono de la vigilia en el tiempo del fin, que es tono también de la velación funeraria, del Wake, cita o hace resonar de algún modo el apocalipsis de Juan, o al menos el escenario fundamental ya programado en ese escrito. Así por ejemplo: "Conozco tus obras y que tienes nombre de estar vivo, pero estás muerto. Estáte alerta [esto
vigilans dice la traducción latina] y consolida lo demás, que está
para morir. [...] Si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás la hora
en que vendré a ti." (III, 1-3)

Vendré: la venida siempre está por venir. El Adon (Señor), llamado de otro modo aleph y tav, alfa y omega, es quien ha sido,
quien es y quien viene, no quien será sino quien viene, aquél que es
presente de un por-venir. Vengo quiere decir: voy a venir, soy el
por-venir en la inminencia del "voy a venir", "estoy viniendo",
"estoy a punto de". "Quien viene" (o erkhomenos) se traduce al
latín en este pasaje como venturus est.

Es Jesús quien dice "¡vela!", aunque más allá o antes quizá de
una narratología habría que desarrollar un minucioso análisis de la
voz narrativa en el Apocalipsis. Me sirvo de la expresión "voz narrativa" para distinguirla, como lo hace Blanchot, de la voz narratriz, la que pertenece al sujeto identificable, al narrador o destinador determinable en un relato. Por cierto, creo que todos los imperativos "ven" que resuenan al interior de los relatos o no-relatos de Blanchot, también son consonantes de un determinado "venid" (erkhou, veni) del Apocalipsis de Juan. Es Jesús quien dice "Estáte alerta... vendré a ti", mas es Juan quien habla en el texto haciendo cita de Jesús, o más bien quien escribe, quien parece transcribir lo que él mismo dice al referir que está citando a Jesús en el momento en que Jesús le dicta, cosa que hace en un presente y que nosotros, lectores, leemos en las siete comunidades, en las siete iglesias de Asia. Jesús es citado como quien dicta sin escribir y dice a Juan: "escribe, grapson". Pero aun antes de que Juan escriba y diga en presente que escribe, escucha la gran voz de Jesús como un dictado (Yo, Juan [...] hallándome en la isla llamada Patmos,
por la palabra de Dios y por el testimonio de Jesús, fui arrebatado
en espíritu el día del Señor y oí tras de mí una voz fuerte, como de
trompeta (shophar) que decía: Lo que vieres, escríbelo en un libro
y envíalo a la siete iglesias..."). Ahora bien, antes del despliegue de
este escenario narrativo que cita un dictado o lo que es literalmente
una inspiración presente, hubo un preámbulo sin voz narrativa ni
voz narratriz, una suerte de título o frontispicio llegado de quién
sabe dónde y que vincula el descubrimiento apocalíptico al envío.

Esas líneas son propiamente el apocalipsis como envío del apocalipsis, el apocalipsis que se envía a sí mismo: "Revelación de Jesucristo (Apokalupsis Jesou Khristou) que para instruir a sus siervos
sobre las cosas que han de suceder pronto ha dado a conocer por su
ángel a su siervo Juan."

Así, Juan recibe un mensaje por la intermediación de otro portador que es un ángel, un puro mensajero. Y Juan transmite a su vez
un mensaje ya transmitido, como testigo que es de un testimonio
que será también testimonio de otro testimonio, el de Jesús; tantos
envíos, tantas voces, y eso reúne a mucha gente en una sola línea.

"Ha dado a conocer por su ángel a su siervo Juan, el cual da testimonio de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo sobre
todo lo que él ha visto. Bienaventurado el que lee, y los que escuchan las palabras de esta profesión, y los que observan las cosas en ella escritas, pues el tiempo está próximo."

Si de manera muy insuficiente y apenas preliminar atraigo la atención sobre el envío narrativo, el entrelazamiento de las voces y de los envíos en la escritura dictada o dirigida, es porque en la perspectiva de la hipótesis o el programa de una desmitificación sin concesiones del tono apocalíptico, al estilo de las Luces o de una Aufklärung del siglo XX, y si uno se propusiera desenmascarar las
trampas, emboscadas, astucias, seducciones, máquinas de guerra y de placer, en breve todos los intereses del tono apocalíptico de hoy, habría que comenzar por respetar esta desmultiplicación diferencial de las voces y de los tonos que los separa quizás más allá de una pluralidad distinta y calculable. Uno no sabe (puesto que esto no
pertenece ya al orden de saber) a quién pertenece el envío apocalíptico: salta de un lugar de emisión a otro (y un lugar está siempre determinado a partir de la presunta emisión), va de un destino, de un nombre y de un tono al otro, reenvía siempre al nombre y al tono del otro que está allá pero, habiendo estado allá, debiera estar
viniendo y no estuviera más o ya no estuviera allá en el presente del relato.
Y no es perfectamente seguro que el hombre sea la central de estas líneas telefónicas o la terminal de esta computadora sinfín.

Uno no sabe ya muy bien quién dice qué cosa a quién. Pero por un
trastorno catastrófico, aquí más necesario que en ninguna otra
parte, uno puede también pensar lo siguiente: a partir de que uno
no sabe más quién habla o quién escribe, el texto deviene apocalíptico. Y si los envíos reenvían siempre a otros envíos sin destinación determinable, quedando el destino por venir, entonces esta estructura totalmente angélica, la del Apocalipsis de Juan, ¿no es también la estructura de todo escenario de escritura en general? Es una de las sugerencias que quisiera someter a discusión: lo apocalíptico,
¿no sería una condición trascendental de todo discurso, también de toda experiencia, de toda marca o de toda traza? Y entonces, el género de los escritos llamados "apocalípticos" en sentido estricto, no sería si no un ejemplo, una revelación ejemplar de esta estructura trascendental. En este caso, si el apocalipsis revela, es en primer lugar revelación del apocalipsis, auto-presentación de la estructura apocalíptica de! lenguaje, de la escritura, de la experiencia de la presencia, ya sea del texto o de la marca en general: es decir del envío divisible por el cual no hay autopresentación ni destinación aseguradas.

RIMBAUD, EL LADRÓN DEL FUEGO por THOMAS HARRIS



Los centenarios siempre se presentan como escenarios para hacer aparecer a
aquellos que, quizá, lo único que deseaban era desaparecer de la escena. Es lo que
ocurre ahora con el poeta Jean Arthur Rimbaud, que es redivivo por diversos y, a
veces, conversos intereses.

"Amo a los que viven únicamente para desaparecer, porque pasan al más allá.
Amo a los grandes despreciadores, porque son los que aman mejor; son flechas
del deseo dirigidas hacia la otra orilla", decía Nietzsche, y no cabe para Rimbaud,
mejor afirmación que ésta.

El adolescente Rimbaud, "nunca habrá otro poeta más joven" -señaló en
alguna oportunidad, Lafourcade- escribió su obra sólo en cuatro años (1870 -
1873) y luego optó por el silencio, como ya había afirmado en La temporada en el
infierno: "Prefiero callar"...

Rimbaud fue un "gran despreciador", como también lo fue De Sade y, sin
duda, alguna vez se lo conmemorará por posmodernos intereses: "que las huellas
de mi tumba desaparezcan de la superficie de la tierra, como yo me he enorgulle-
cido que mi memoria se desvanezca del pensamiento de los hombres", fue el
epitafio del Marqués. Ambos fueron flechas del deseo dirigidas al más allá;
quisieron barrerlo todo con la escoba de una imaginación furibunda y de textos,
en su época, impensables. Pero, sus finales deseos 110 se cumplieron. Octavio Paz,
en su poema "El prisionero", explícita el Destino que (des) cubre a estos "maldi-
tos": No te has desvanecido. / Las letras de tu nombre son todavía una cicatriz que no/ se cierra, un tatuaje de infamia sobre ciertas frentes"...

Conmemorar, recordar, redivir, traer de vuelta a los "Malditos a escena".

Rubén Darío en Los raros no aconsejaba la lectura de Lautrémont a los jóvenes. Le
parecía que leer a un espectro significaba creerse un espectro y, por lo tanto, el
enorme riesgo de terminar siendo un espectro... entrar en Rimbaud es entrar en
un ámbito espectral. Alabar a Sade, decía Bataille en El erotismo equivale a edulco-
rar su pensamiento. Creo que lo mismo ocurre con Rimbaud: alabar a Rimbaud
equivale a edulcorar su poesía.

Luis Cernuda, en su hermoso poema "Birds in the night."plantea el mecanismo,
a veces inconsciente, de traer al "centro" justamente a aquellos que optaron por
el margen. Despreciados, escarnecidos, negados en vida: Rimbaud por poesía y
vida; Verlaine por su aventura con Rimbaud, ahora, estando muertos, se les coloca
una placa recordatoria en la casa de Camden Town. En esta casa clonde ambos (rara
pareja) vivieron, escribieron y fornicaron durante un breve, pero intenso período.
La incorporación post-mortem del transgresor a la sociedad es la eficaz y única
manera que tiene ésta de defenderse de los "grandes despreciadores". Rimbaud,
finalmente, con la ayuda de la biografía de Barrichon, terminaría siendo católico,
casi místico.

Lo que sí es efectivo, es que la poesía de Rimbaud es "una de aquellas que más
nos trastorna, nos perturba, nos aparta": Elle est. retrouvé / Quoi ? Veternité. / C'est la mer melée / Au soleil, dice Bataille.

"El poeta es realmente un ladrón de fuego" afirmaba Rimbaud en Mes petit
Amoreuses, cargado de humanidad, pero también de animalidad, que deberá
hacer sentir, palpitar sus invenciones. Su proyecto fundamental consistía en
encontrar esa lengua donde las vocales tuviesen colores, una frase se hiciese táctil,
una letra se evanesciera; se conglomeraran todos los sentidos en una palabra:
"Encontrar una lengua donde sea idea cada palabra, un lenguaje universal que
perfeccione el diccionario, 110 importa el lenguaje que sea, pero donde ningún
fosilizado académico se ponga a pensar en la primera letra de este alfabeto".

Rimbaud se propuso un proyecto razonado y doloroso: "El primer estudio de
un hombre que quiere ser poeta es su propio conocimiento, entero; busca su
alma, la inspecciona, la tantea, la aprende. En cuanto la conozca, ¡Debe cultivar-
la!".

Este cultivo, como implantar verrugas en el rostro, y hacer el alma monstruosa
para partir de la certeza de que YO es otro, y no la falsa significación del yo de los "viejos imbéciles", debe ser, hacerse "vidente". Para llegar a ser, hay que transitar por el hacerse: un proceso. Para Rimbaud, este proceso consistía en "un largo", inmenso, razonado desajuste de todos los sentidos, perderse para encontrarse;
practicar todas las formas del amor, la demencia, el sufrimiento en una inefable
aventura para la que se necesita toda la fe y fuerzas sobrehumanas. Para llegar a
ser el GRAN MALDITO que es el supremo sabio, el poeta deberá guardar de ese
terrible proceso sólo las quintaesencias: el SABER. Al poeta -para Rimbaud- no
importaba perder la inteligencia de sus visiones; las vio y, a través de su poesía, las delegará.

"Vendrán otros horribles trabajadores"... aunque Rimbaud apostasió la pala-
bra por el silencio, abrió la brecha. Tal vez, a su pesar: el triunfo de la palabra
sobre el silencio, a pesar de la opción del silencio sobre la palabra: "No más
palabras... Comprendo, (...) y como no sé explicarme sin palabras paganas,
prefiero callar (...) prefiero callar (...) Calla (...) No más palabras"...
El silencio es un gran misterio, dado que dice sin decir, pero dice. Rimbaud
es un misterio: ¿el mal?, ¿el bien?, ¿el árbol del mal y del bien? Lo intuyó la mujer
de Verlaine cuando llegó a París, en 1871, "aquel chico de dieciséis años, que ya
por aquel tiempo había escrito cosas que, como ha dicho muy bien Feneón:
'puede que estén por encima de la literatura'. Ella concibió al punto unos celos
absolutamente injustos, ¡entonces!, en el sentido villanamente injusto en que ella
los entendía", dice Verlaine en sus Confesiones, en la penúltima página, la única en
que alude -o elude- a Rimbaud.

La carta a Paul Demeny, joven poeta amigo de Rimbaud, es el proyecto de
CAMBIAR LA VIDA a través de la poesía que deviene al abismo del silencio, "CAMBIARLA
VIDA: ¿Acaso posee secretos para cambiar la vida? No: no hace más que buscarlos..."
(Una temporada en el infierno).

La poesía es una búsqueda. Siempre una negación y una afirmación. Un
desgarro. "Locomotoras abandonadas, pero humeantes, que estuvieron algún
tiempo sobre los rieles..." decía el adolescente iluminado sobre los poetas -para
él inexistentes- que lo precedieron en esta práctica-sufrimiento.
Rimbaud tenía tres años cuando Baudelaire publicó Las flores del nial. Tam-
bién pertenecía a esa raza de poetas que son como signos humanos lanzados hacia
la otra orilla por fatalidad más que por elección. Los MALDITOS, según Verlaine; Los
RAROS, según Rubén Darío, que, aunque no incluye a Rimbaud en tre los raros, es
curioso que, en el fragmento dedicado a Lautrémont decía que Los cantos de
Maldoror sería un libro único si no hubiese existido Rimbaud.

"Soy maestro en fantasmagorías" decía Rimbaud. Y como un fantasma entró
a la casa de Verlaine y al libro de Darío.

"Soy hijo del hombre y de la mujer, según los que me han dicho" -citaba
Darío a Lautrémont en Los raros-. Eso me extraña. ¡Creía ser más!"... Baudelaire,
León Bloy, Lautrémont, Rimbaud, malditgs, raros, otra vuelta de tuerca en la
República de Platón... ¿Volverán?
"Volveré -dijo Rimbaud- con brazos y piernas de hierro, la piel oscura y la
mirada con furia (...) esa será mi máscara (...) me habré salvado"...
¿Todo proyecto poético está condenado?

Jean Arthur Rimbaud murió para la literatura en agosto de 1873 y para
nosotros, los hombres, en noviembre de 1891. Fue príncipe de las nubes, frecuen-
tó las tormentas y se burló de las flechas. No pudo contra el chancro ni contra sus
alas de gigante que le impidieron caminar. Pero, mientras, pensemos que habrá
una víspera y que, en la aurora, armado de una ardiente paciencia, entrará,
finalmente, en las espléndidas ciudades.

ARTEFACTO VISUAL - BANDEJITA 4- por NICANOR PARRA

ARTEFACTO VISUAL - BANDEJITA 3- por NICANOR PARRA

ARTEFACTO VISUAL - BANDEJITA 2- por NICANOR PARRA

ARTEFACTO VISUAL - BANDEJITA 1- por NICANOR PARRA

miércoles, junio 22, 2011

ORDEN N.° 2 AL EJÉRCITO DEL ARTE por VLADIMIR MAIAKOVSKI



A vosotros—
barítonos bien nutridos—
que de Adán
a nuestros días
conmovéis los antros llamados teatros
con suspiros de Romeos y Julietas.
A vosotros—
pintores,
pesados como caballos,
ornato tragón y relinchante de Rusia,
agazapados en los talleres,
seguid pintarrajeando
florecillas y desnudos.
A vosotros—
ocultos en la sombra de hojitas místicas,
frentes surcadas de arrugas
futuristillos,
imaginistillos,
akmeistillos,
enredados en la telaraña de las rimas.
A vosotros—
que cambiasteis el peinado liso
por hirsutas melenas,
los zapatos charolados por zuecos,
proletcultillos,
que remendáis
el gastado frac de Puschkin.
A vosotros—
bailarines, trompetistas,
que traicionáis a ojos vistas
y pecáis a hurtadillas,
que imagináis el futuro
como una enorme ración de académico.
A vosotros,
yo-
genial o no genial,
que he dejado las trivialidades
y que he trabajado en la Rosta,
os digo
antes de que os echen a culatazos:
¡Acabadla!
¡Acabadla!
Olvidad,
escupid
en las rimas,
en las arias,
en el rosal,
y en las demás soserías
del arsenal de las artes.
¿A quién interesa
que «Ay, pobrecito,
cómo amaba
y qué desgraciado fue...»?
Ahora
necesitamos artesanos,
no predicadores melenudos.
¡Escuchad!
Gimen las locomotoras,
el viento entra por las rendijas:
«¡Dadnos el carbón del Don!
Montadores
y mecánicos, ¡al depósito!»
En cada afluencia de los ríos
con un boquete en el costado:
los barcos atronaron en las dársenas:
«¡Dadnos petróleo de Bakú!»
Mientras gastamos nuestra energía
en inútiles discusiones, en busca
de un sentido oculto,
un inmenso clamor sacude las cosas:
«¡Dadnos formas nuevas!»
Ya no hay imbéciles
que esperan con la boca abierta
la palabra del «maestro».
Camaradas,
dad un arte nuevo,
un arte
que saque a la República del fango.

LA GUERRA Y EL UNIVERSO ( PRÓLOGO ) POR VLADIMIR MAIAKOVSI




Tenéis suerte.
La vergüenza no alcanza a los muertos.
Apaga pues
tu odio por los difuntos asesinos.
El líquido más puro ha lavado
el pecado del alma emigrada.
¡Tenéis suerte!
Pero yo,
a través de las líneas del frente,
a través del estrépito,
¿cómo sostendré mi amor de ser vivo?
Un paso en falso
y la migaja del más insignificante de los amores
rodará para siempre al abismo del humo.
¿Qué es
para los que vuelven
tu pena?
¿Qué es
para ellos la línea de los poemas?
¡Parados con piernas de madera
ellos ya no querrán otra cosa
que seguir cojeando hasta el fin de sus días!
¿Tienes miedo?
¡Cobarde!
¡Te matarán!
Tú podrías vivir,
aunque esclavo,
una buena cincuentena de años.
¡Mentira!

que bajo la lava de los ataques
seré
el más corajudo
el más arrogado.
¡Ah! ¿Qué valiente
se negaría a responder
a la llamada del clarín de los tiempos futuros?
Y yo soy
en esta tierra
el único heraldo de las verdades en marcha.
¡Hoy exulto!
Sin beber ni una gota
he llegado a la meta de mi alma.
Mi solitaria voz humana
se eleva
entre gritos
entre llantos
en el día naciente.
¡A ver! ¡Vamos, animáos!
Fusiladme, ponedme contra el paredón!
¡No seré yo quien cambie de colores!
¿Queréis
que me pegue un as en la frente
para que brille más la meta?

NIL NOVI por RODRIGO LIRA




NADA
NUEVO
NADA
NUEVO
Bajo el Sol
Bajo la tierra
Bajo la escala por
Bajo la cual
Evita pasar el
Supersticioso.
¿Todo de nuevo!
Así
de
complicado:

LAS LETRAS ese, te y pe
pertenecientes al
alfabeto latino
constituyen y conforman la trade mark
marca registrada, comarca gráfica -y a la vez, el logotipo-
de cierto aceite para motores, substancia lubricante
de la cual se dice que tenía -que al menos en algún
momento tuvo- {5) poderes sicodélicos o sicotomiméticos.
Según datos más recientes, que nos merecen más confianza,
se trataría de una homología entre la sigla del aceite
en cuestión -la marca del mismo- y un sicofármaco
emparentado con las anfetaminas y la benzedrina
-esto es, poseedor de poderes sico tró picos
(1) a no ser que se trate de un alcance de nombres
-de letras, en este caso-, o, más probablemente,
de algún simple truco publicitario.
(El establecer la relación entre lo anterior y el ejercicio
escrito, especulación, experimento técnico, juego,
simiento texto plegaria súplica, temblor pánico.
soledad tétrica, poema y/o payasada
que se copia a continuación
queda a cargo de la sagacidad del lector.)
Es Tí Pi
Título:
(en castellano,
Ese Te Pe.)





I

1. Sucintamente, te percibes
solo, tomando pilsener,
sorbiendo torpemente, probando
sintéticos trozos plásticos.
2. Sueñas terremotos; pesadillas
silencian temas prohibidos:
solemnes tentaciones, persecuciones
sensacionales, televiendo pum-punes,
succionando tetas prostituidas,
sobajeando traseros -prominencias-,
sobacos, trenzas, púbises;
separando tristes piernas
sorprendiendo
triturando
poseyendo
suponiendo trepanaciones perversas:
sádicas torturas, profanaciones;
siendo tratado profesional mente:
shocks terapéuticos
-profilácticos-
3. Sigues. Traveseando 1 penetras
sucios termiteros pútridos
-siniestra, tremenda
podredumbre-,
4. Sigues; tropezando, pasas
serpenteando, trepando por
solemnes torres 2 protuberantes:
señuelos; trampas profundas;
sentinas, terribles prisiones;
signos; tópicos; portales.
5. Sientes tonterías, pronunciamientos,
sirenas tarareando pitidos,
sonidos tableteantes.
Porquerías
son traficadas por
sórdidos travestís pervertidos
soplando trompetas. Perforadoras
sonoramente traquetean: progreso,..
...silenciando tímpanos prematuramente.
6. Surgen temores, paranoias:
¡sorteas tantos peligros...!
sospechas: tiemblas
palideces...
suspiras, temes.,.,

II

¡Prosigue!
1. Sigue, tiritando, pero
sin terrores paralizantes:
sigue transitando, previendo
sabiamente, trotando. Procura
soportar todo pacientemente
-serpiente, toro paloma- 3,
sintiendo, transpirando, presintiendo
siendo tú, simplemente;
sallando, tranqueando, pensándola.
Sobreponiéndose, tropezando
prosiguiendo:
sigue tratando porfiadamente
2. -sin tozudeces pelotudas-.


III

¿Serás tal vez perdonado?


IV

Sencillamente
te propongo
-simplemente, te prometo-
solamente tres palabras:
solo tendrás piedras
-sombría, terrible parábola-.

V

1. ¿Sexo, ternura? Posibilidades
solamente: tu piel
sola: triste prisión:
sólo tendrás piedras.
2. ¿Sueñas turbinas, productos?
¿Solazarás trabajo -"pega"-?
¿Sacarás tu platita
-salario; tiempo, préstamos...
-sueldos taxis parafina
-sémola, tallarines,
porridge...,—
sandías, tomates, peras;
sandwichs, tecito, posta...?
¡Sólo tendrás piedras...!
3. Semillas... techo... pan
¿Sabes tecnologías para
sembrar terrenos, praderas
sementeras tiernas, perfumadas,
semanas -¡tantas!-: primores
-suavidades tempraneras-
primaveras...?
¡Sólo tendrás piedras!
4. ¿Supones tal vez poseer
sentido, tiempo,
permanencia..,?
¡SOLO TENDRÁS PIEDRAS!


VI

I. Sólo tendrás piedras:
simientes
temblores ame n te
pétreas.
2. ¿Sabrás tomar
pulir
separar
trozar
pulimentar
simples, terrestres piedras
solitarias, tiradas por
serranías, tundras, playas...?
3. Sabias, telúricas piedrecillas
sucias, trizadas, punzantes,
separadas también, pero
serenas. Trinando, pronunciando
silenciosamente temas prístinos.
4. Son tranquilas; permanecen
sencillas, terráqueas, profundas,
sobreviviendo tan
perseverantemente...

VII

1. Sólo tienes palabras,
solamente tres
palabras
(sólo/ tendrás/ piedras/).
2. Sólo tienes pa-la-bras:
solamente tenés
Palabra"
(sofia - telos - paideia).
3. ¿Serás tal vez perdonado?
4. ¿Superarás todo? ¿Puedes
saber todo? ¡Por
supuesto!: Todo: Primero.
Segundo. Tercero. Pronto
sinceramente, te prometo;-
surgirás triunfante,
prometeico,..,
sonriente, trémulo,
pacífico.
5. Simplemente te propóngo
Suave, trinitariamente perguenando
eses, tes y pes
ad infinitumt
SToP/

A LA MESA por ANTONIN ARTAUD



Abandonad las cavernas del ser. Venid. El espíritu sopla fuera del espíritu. Es tiempo de abandonar vuestras moradas. Ceded al Omni-Pensamiento. Lo Maravilloso está en la raíz del espíritu.

Nosotros somos de dentro del espíritu, del interior de la cabeza.
Ideas, lógica, orden, Verdad (con V mayúscula), Razón, le damos todo a la nada de la muerte. Cuidado con vuestras lógicas, señores, cuidado con vuestras lógicas: no sabéis hasta dónde puede llevarnos nuestro odio a la lógica.

Sólo por un alejamiento de la vida, por una suspensión impuesta a la mente podemos fijar la vida en su llamada dimensión real; pero la realidad no está allí. Por ello
es que a nosotros, que miramos hacia cierta eternidad, surreal. a nosotros que desde hace tiempo no nos consideramos ya dentro del presente, y que somos para nosotros mismos como nuestras sombras reales, no debéis venir a molestamos en espíritu.

Quien nos juzga no ha nacido al espíritu, a ese espíritu que queremos
nombrar y que para nosotros está fuera de lo que vosotros llamáis el espíritu.

No hace falta insistir demasiado en las cadenas que nos atan a la paralizante
imbecilidad del espíritu. Le hemos echado el guante a una nueva bestia. Los cielos
responden a nuestra actitud de absurdidad insensata. Esta costumbre que tenéis vo-
sotros de darle la espalda a las cuestiones no impedirá que el día señalado se abran los cielos y se instale una nueva lengua en medio de vuestros tratos imbéciles, nos referimos a los tratos imbéciles de vuestro pensamiento.

Hay algunos signos en el Pensamiento. Nuestra actitud de absurdidad y de muerte es la más propicia a la receptividad. Por entre las ranuras de una realidad inviable desde ahora ha ola un mundo voluntariamente sibilino.



La Révolution surréaliste, núm. 3, 15 de abril de 1925
Traducción de Diana Luz Sánchez

LA ENAMORADA por PAUL ÉLUARD



Ella está en pie sobre mis párpados
y sus cabellos están en los míos
ella tiene la forma de mis manos
ella tiene el color de mis ojos,
ella se sumerge en mi sombra
como una piedra sobre el cielo.

Ella tiene siempre los ojos abiertos
y no me deja dormir.
Sus sueños en plena luz
evaporan los soles,
me hacen reír, llorar y reír,
hablar sin tener qué decir.

UN HOMBRE Y UNA MUJER ABSOLUTAMENTE BLANCOS por ANDRÉ BRETON



En el fondo de la sombrilla veo a las prostitutas maravillosas
su vestido un poco marchito del lado del reverbero color de bosques
pasean consigo un gran trozo de papel tapiz
como no es posible ver sin que se oprima el corazón en los pisos
[devastados de una casa en demolición
o todavía una concha de mármol blanco caída de una chimenea
o todavía una red de esas cadenas que tras de ellas se enredan en los espejos
el gran instinto de la combustión se apodera de las calles donde ellas permanecen
como flores tostadas
los ojos a lo lejos levantando un viento de piedra
mientras se abisman inmóviles en el centro del torbellino
nada iguala para mí el sentido de su pensamiento inaplicado
la frescura del arroyo en que sus zapatos mojan. la sombra de su pico
la realidad de esos puñados de heno cortados en los cuales desararecer.
veo sus senos que ponen un punto de sol en la noche profunda
y cuyo tiempo de inclinarse y de erguirse es la sola medida exacta de la vida
veo sus senos que son estrellas sobre las olas
sus senos en que llora para siempre la invisible leche azul

CARTA ABIERTA AL SR. PAUL CLAUDEL EMBAJADOR DE FRANCIA EN JAPÓN



"En cuanto a los movimientos actuales, ninguno puede conducir a una verdadera renovación o creación. Ni el dadaísmo ni el surrealismo que tienen un solo sentido: el amariconado.
Más de una persona se asombra no de que yo sea buen católico, sino escritor, diplomático, embajador de Francia y poeta. Pero a mí no me parece que haya nada extraño en esto. Durante la guerra estuve en Sudamérica para comprar trigo, carne en conserva, tocino para los ejércitos, y le di a ganar mi país doscientos millones."

(II Secolo, entrevista con Paul Claudel reproducida por Comoedia el 17 de junio de 1925)



Señor:
Lo único amariconado que tiene nuestra actividad es la confusión que siembra en la mente de los que no participan en ella.

La creación nos importa muy poco. Lo que deseamos con todas nuestras fuerzas es que las revoluciones, ; guerras y las insurreciones coloniales logren aniquilar a esta civilización occidental cuyas miserias ustedes defienden hasta en el Oriente , e invocamos esa destrucción como el estado de cosas menos inaceptable para el espíritu.

Ni el gran arte ni el equilibrio existen para nosotros. Hace ya mucho tiempo que la idea de belleza se arranció.

Sólo queda en pie una idea moral, a saber. por ejemplo. que no se puede ser a la vez embajador de Francia y poeta.

Aprovechamos esta ocasión para desolidarizamo; públicamente de todo lo francés en palabras y en actos.

Declaramos que la traición y todo lo que de una manera u otra puede dañar la seguridad del Estado nos parece mucho más conciliable con la Poesía que la venta de grandes cantidades de tocino por cuenta de una nación de puercos y perros.

Un singular desconocimiento de las facultades propias y de las posibilidades del espíritu es el que lleva periódicamente a buscar la salvación a los patanes de la especie de usted en una tradición católica o grecorromana. La salvación, para nosotros, no está en ninguna parte. Consideramos a Rimbaud como un hombre que
perdió la esperanza en su salvación y cuya obra y vida son testimonios cabales de perdición.

Catolicismo, clasicismo grecorromano: quédense con sus santurronerías infames. Que les aprovechen como sea; engorden más, revienten bajo la admiración y el respeto de sus conciudadanos. Escriban, recen y babeen nosotros reclamamos el deshonor de haberlos llamado de una vez por todas petimetres y canallas.






París, 1 de julio de 19
Máxime Alexandre, Louis Aragón, Antonin Artaud, J.-A. Boiffard, Joé Bousquet, André Bretón, Je Carrive, René Crevel, Robert Desnos, Paul Eluard, Max Ernst, T. Fraenkel, Francis Gérard, Eric Haulleville, Michel Leiris, Georges Limbour, Mathias Lübeck, Georges Malkine. André Masson,M Morise, Marcel Noli, Benjamín Péret, Georges Ribemont-Dessaignes. Philippe Soupault, Dé Sunbeam, Roland Tual, Jacques Viot, Roger Vitrac.

¿HA ABOFETEADO USTED A UN MUERTO? por LOUIS ARAGON





La rabia se apodera de mí si, por cansancio maquinal, consulto alguna vez los periódicos de los hombres. En ellos se manifiesta parte de ese pensamiento común en torno al cual, pase lo quepase, un buen día se llega a un acuerdo. Su existencia se
basa en la creencia en este acuerdo, es todo lo que exaltan, y para que un hombre recoja al fin los sufragios, o para que recoja también los sufragios de los últimos entre los hombres, es preciso que sea una figura evidente, una materialización de esta creencia.

Los concejos municipales de localidades para mí indistintas se conmueven hoy de una muerte, colocan en la fachada de sus escuelas placas en las que se lee un
nombre. Esto debería bastar para describir al que acaba de fallecer, porque no podemos imaginar a Baudelaire, por ejemplo, o a cualquier otro que se haya mantenido
en el único extremo del espíritu que puede desafiar a la muerte, a Baudelaire, sí, celebrado por la prensa y sus contemporáneos como un vulgar Anatole France. ¿Qué
tenía este último que logró conmover a todos los que son la negación misma de la emoción y la grandeza«?- Un estilo precario y que todo el mundo se siente autorizado
a juzgar por confesión misma de su poseedor; un lenguaje universalmente alabado siendo que el lenguaje sólo existe más allá, fuera de las apreciaciones vulgares.

Muy mal escribía, se los juro, el hombre de la ironía y del buen sentido, el ruin avaro del miedo al ridículo. Y escribir bien es poca cosa, escribir acerca de lo que merece una sola mirada. Todo lo que hay de mediocre en el hombre, de limitado, de timorato, de conciliador a toda costa, la carencia de especulación, la complacencia en la derrota, el estilo satisfecho, probo, simple, débil de pensamiento, se encuentran, frotándose las manos, en este Bergeret cuya dulzura se insistirá inútilmente en demostrarme. Gracias, pero yo no voy a terminar en ese
ambiente facilón una vida a la que nunca le han preocupado las excusas y el qué dirán.

Para mí, todos los admiradores de Anatole France son seres degradados. Me complace que el literato al que hoy aclaman el tapir Maurras, la chocha Moscú y, por una increíble ironía, el propio Paul Painlevé, haya escrito por dinero y con un instinto de lo más abyecto el más deshonroso prefacio que pueda existir para un cuento de
Sade, quien pasó su vida en prisión para recibir al final el puntillazo de este asno oficial. Lo que les agrada de él, lo que lo hace sagrado, y no me vengan con cuentos, no es siquiera su talento, tan discutible, sino la bajeza que
permite exclamar al primer granuja: "¡Cómo no se me había ocurrido antes!" Y, en calidad de execrable histrión del espíritu, tenía que responder verdaderamente a
la ignominia francesa para que este pueblo oscuro estuviera a tal punto dichoso de haberle prestado su nombre.

Rebuznen, pues, a placer, sobre esta cosa hedionda, sobre este gusano que a su vez será poseído por los gusanos; despojos de la humanidad, gente de cualquier parte,
tenderos y chismosos, sirvientes de espíritu, sirvientes del estómago, individuos que se revuelcan en la grasa y el dinero, ustedes que acaban de perder a tan buen servidor del compromiso soberano, dios de sus hogares y de sus gentiles dichas.

Hoy me encuentro en medio de este moho, París, donde el sol es pálido, donde el viento da a las chimeneas su aire de espanto y su languidez. En torno a mí
crece una agitación miserable, el trajín del universo donde toda la grandeza se ha convertido en objeto irrisorio. El aliento de mi interlocutor está envenena-
do por la ignorancia. En Francia, según dicen, todo termina en canciones ¡Entonces, que el que acaba de reventar en medio de la beatitud general desaparezca
a su vez como humo! Pocas cosas quedan de un hombre. y en el caso de éste es indignante imaginar que,como fuere, existió. Algunos días he soñado con
goma para borrar la inmundicia humana.

martes, junio 21, 2011

INTERVENCION A LAS REDES SOCIALES POR PARTE DEL GOBIERNO por MONO HOSTIL

US$ 27.61 PER CAPITA EN ANTOFAGASTA… ¿A DÓNDE LA VISTE ? por RODRIGO RAMOS




Este es uno de los mejores chistes del último tiempo en la región. Antofagasta superó el umbral del subdesarrollo hace tiempo y hoy, con US$ 27.061 per cápita –el de Chile alcanza los US$ 14.000 per cápita-, basándose en datos del Banco Central, se ubica al mismo nivel de países industrializados como Nueva Zelandia y Corea del Sur. La pregunta es ¿Es visible ese US$ 27.061, alrededor de 12 millones de pesos, por habitante en la región? IMPOSIBLE.

Wellington, Nueva Zelanda, según Google: distingue por las artes, cultura y herencia ancestral. Cuenta con un museo de categoría mundial como por el Te Papa, además tiene con una red de galerías de artes y lugares históricos, que ayudan a contar la historia de Nueva Zelandia mejor que cualquier otro lugar del país .Wellington también es muy popular para los amantes de la ópera y los deportes. Avenidas diseñadas acústicamente para actuaciones en vivo, en conjunto con el moderno Westpac Stadium, anfitrión de constantes actuaciones y torneos que mantienen a Wellington burbujeante todo el año.

De Corea del Sur, basta decir que Seúl organizó una Olimpiadas. Es decir con un PIB de US$ 27. 061, Antofagasta estaría en condiciones de organizar unas olimpiadas, para tal efecto basta revisar nuestros recintos deportivos: Estadio Municipal y Estadio Regional. La pregunta que sigue es: ¿Dónde está la plata?

Es claro el origen de ese PIB US$ 27. 061. La principal actividad regional es la minería. Si se suma la actividad productiva de la región, es decir las riquezas que entrega la minería principalmente, y se divide por la cantidad de habitantes, entrega esa cifra que nadie entiende. Queda claro que está mal pelado el chancho o que Antofagasta debe tener la peor distribución de riquezas del país o acaso, del continente ¿Cómo una ciudad con ese PIB mantiene los problemas que todos conocemos?

El contra de esta cifra macroeconómica, de esas que le gustan al gobierno, es simplemente es que el gobierno no invierta demasiado en nuestra región en obras públicas, por ejemplo. La lógica es, entonces: Antofagasta ya no tiene problemas económicos, así que inyectemos recursos a otras regiones más pobres o con mayor cantidad de habitantes –populismo con fines políticos- ¿Antofagasta ya vive el desarrollo?

Insisto: ¿A dónde cresta está la plata? ¿En Santiago? Vaya al centro, compruebe como está calle Matta, la peatonal. Miré al cielo y encontrará enjambres de cables en los postes ¿Cuántos proyectos a medio hacer? Tremendo. La vergüenza de los campamentos adosados en el basural La Chimba. ETC.
En un sistema federal otro gallo cantaría.

NOTICIAS DE BABILONIA por ENRIQUE LIHN



Error, me das la cara incorregible,
uno a uno los pasos de la prueba
en la medida misma en que te alejan
extienden la frontera de tu reino.
No se ha perdido nada de la muerte
ni del primer contacto peligroso,
con todo lo que fuimos a vivirnos,
a pesar del rosario y por su culpa.
Cuando se deshicieron nuestras piernas
del cuatro, nació el sexo en la miseria.
Era una tumba todo ese silencio
y el amor al silencio el primer paso.
Iglesia de los Padres Capuchinos,
Iglesia de los Padres Alemanes,
lo del cordero fue una historia cruel
lo de la eternidad mi pesadilla.
Seres amados que se me escaparon
de los dedos, camino de los cielos,
estamos vivos pero desdoblados:
sigo allí en ese misterio doloroso.
Pruebas al canto del error: viví
entre columnas de arrepentimiento,
bajo un ruido de alas de cigüeña,
sometido al rigor de la inocencia.
Música en que aprendí mi silabario
de la Pasión según Santa Vitrola,
Palacio de Cristal allá en lo alto
lleno del cacareo de los ángeles.
Calle de Dios perdida para el mundo
sobre la cual el cielo demostraba
con el compás solar, mórbidamente,
la belleza perfecta del divino.
Atardecer que se nos iba hundiendo
mientras soplaba, en un silencio exacto,
un mal barroco de alas estropeadas
su trompetilla, oleajes
acantilados montes de la luna
playas del sol para que allí fondearan
por millares los barcos de la muerte,
todo como en la palma de mi mano.
Abuela de escribir, máquina mía,
ya no corre la sangre por mis venas:
de agua bendita soy un pudridero,
llenas de musgo y podre están las llagas.
Este que vino a Babilonia en cuatro
caballos sucesivos
huyendo del camino de Damasco,
es el quinto jinete apocalíptico.
No había amor humano que cortara
el aliento al amor a lo divino
sin convertir de golpe al corazón
por asfixia en "el órgano del miedo"*.
Y en plena asfixia vi cómo cruzaba
Calle de Dios abajo, perdidiza
quebrándome la línea del destino,
Erika: el paraíso en bicicleta.

Adiós, bajo este signo: mala estrella
polar preludio de lo que no es,
mi soledad babea tango a tango
el repertorio de las que se fueron.
Corriente de mujeres migratorias
de toda pluma, el cazador se emperra
en olfatear la sombra de la carne
que trae el perro-rio entre los dientes.
Este pequeño aborto del infierno
vino al mundo a lavarlo del pecado.
San Francisco de Asís había muerto,
alguien tenía que resucitarlo.
Iglesia de los Padres Capuchinos,
Angel de la Trompeta en la ventana.
Dios es amor, reparto a domicilio.
Alguien tenía que resucitarlo.
Vino al mundo con flores a María
en un decir Asís y "Vamos todos".
Para la eternidad no hay muerto eterno.
Alguien tenia que resucitarlo.
Lo del cordero fué una historia cruel,
ese primer contacto peligroso.
No se ha perdido nada con la muerte
dice la eternidad, mi pesadilla.
Máquina de morir, abuela eterna,
contra mi corazón arrodillado
se me humilla de pronto la cabeza,
mi corazón, "el órgano del miedo".
Contra el error no he dado con la fórmula
Alquimia del amor a lo divino
irreversible como la locura,
nunca di con el oro de lo humano.
Ni aun la poesía me consuela:
es inviolable "El Gran Brillante"* o
cada una de esas vainas metafísicas
déla botica celestial, no hay nada**
nadie que pase intacto la barrera
de lo que fue una vez lo prohibido
sin meterse en el lecho de Yocasta
bajo la gran sonrisa de la Esfinge.
De las pobres esferas sube y sube
esta miseria de la musiquilla:
un solo de trompeta que se ahoga
frente al solo de sol de la respuesta.
Elevado silencio a todo cubo
resonando en la callea toda pala,
alli abajo recogen la basura.
Venid y vamos todos al infierno.
A la ciudad de Babilonia llega
el desconsuelo de la musiquilla.




•Me lo dijo mi hermano: según Nietzsche "La música es el
órgano del miedo".
•El Gran Brillante de la Oda a Charles Fourier, de André
Bretón
**La farmacopea celeste, de Baudelaire.

ESCRIBIR UN CUENTO por RAYMOND CARVER



Allá por la mitad de los sesenta empecé a notar los muchos problemas de concentración que me asaltaban ante las obras narrativas voluminosas. Durante un tiempo experimenté idéntica dificultad para leer tales obras como para escribirlas. Mi atención se despistaba; y decidí que no me hallaba en disposición de acometer la redacción de una novela. De todas formas, se trata de una historia angustiosa y hablar de ello puede resultar muy tedioso. Aunque no sea menos cierto que tuvo mucho que ver, todo esto, con mi dedicación a la poesía y a la narración corta. Verlo y soltarlo, sin pena alguna. Avanzar. Por ello perdí toda ambición, toda gran ambición, cuando andaba por los veintitantos años. Y creo que fue buena cosa que así me ocurriera. La ambición y la buena suerte son algo magnífico para un escritor que desea hacerse como tal. Porque una ambición desmedida, acompañada del infortunio, puede matarlo. Hay que tener talento.
Son muchos los escritores que poseen un buen montón de talento; no conozco a escritor alguno que no lo tenga. Pero la única manera posible de contemplar las cosas, la única contemplación exacta, la única forma de expresar aquello que se ha visto, requiere algo más. El mundo según Garp es, por supuesto, el resultado de una visión maravillosa en consonancia con John Irving. También hay un mundo en consonancia con Flannery O’Connor, y otro con William Faulkner, y otro con Ernest Hemingway. Hay mundos en consonancia con Cheever, Updike, Singer, Stanley Elkin, Ann Beattie, Cynthia Ozick, Donald Barthelme, Mary Robinson, William Kitredge, Barry Hannah, Ursula K. LeGuin... Cualquier gran escritor, o simplemente buen escritor, elabora un mundo en consonancia con su propia especificidad.
Tal cosa es consustancial al estilo propio, aunque no se trate, únicamente, del estilo. Se trata, en suma, de la firma inimitable que pone en todas sus cosas el escritor. Este es su mundo y no otro. Esto es lo que diferencia a un escritor de otro. No se trata de talento. Hay mucho talento a nuestro alrededor. Pero un escritor que posea esa forma especial de contemplar las cosas, y que sepa dar una expresión artística a sus contemplaciones, tarda en encontrarse.
Decía Isak Dinesen que ella escribía un poco todos los días, sin esperanza y sin desesperación. Algún día escribiré ese lema en una ficha de tres por cinco, que pegaré en la pared, detrás de mi escritorio... Entonces tendré al menos es ficha escrita. “El esmero es la ÚNICA convicción moral del escritor”. Lo dijo Ezra Pound. No lo es todo aunque signifique cualquier cosa; pero si para el escritor tiene importancia esa “única convicción moral”, deberá rastrearla sin desmayo.
Tengo clavada en mi pared una ficha de tres por cinco, en la que escribí un lema tomado de un relato de Chejov:... Y súbitamente todo empezó a aclarársele. Sentí que esas palabras contenían la maravilla de lo posible. Amo su claridad, su sencillez; amo la muy alta revelación que hay en ellas. Palabras que también tienen su misterio. Porque, ¿qué era lo que antes permanecía en la oscuridad? ¿Qué es lo que comienza a aclararse? ¿Qué está pasando? Bien podría ser la consecuencia de un súbito despertar. Siento una gran sensación de alivio por haberme anticipado a ello.
Una vez escuché al escritor Geoffrey Wolff decir a un grupo de estudiantes: No a los juegos triviales. También eso pasó a una ficha de tres por cinco. Sólo que con una leve corrección: No jugar. Odio los juegos. Al primer signo de juego o de truco en una narración, sea trivial o elaborado, cierro el libro. Los juegos literarios se han convertido últimamente en una pesada carga, que yo, sin embargo, puedo estibar fácilmente sólo con no prestarles la atención que reclaman. Pero también una escritura minuciosa, puntillosa, o plúmbea, pueden echarme a dormir. El escritor no necesita de juegos ni de trucos para hacer sentir cosas a sus lectores. Aún a riesgo de parecer trivial, el escritor debe evitar el bostezo, el espanto de sus lectores.
Hace unos meses, en el New York Times Books Review, John Barth decía que, hace diez años, la gran mayoría de los estudiantes que participaban en sus seminarios de literatura estaban altamente interesados en la “innovación formal”, y eso, hasta no hace mucho, era objeto de atención. Se lamentaba Barth, en su artículo, porque en los ochenta han sido muchos los escritores entregados a la creación de novelas ligeras y hasta “pop”. Argüía que el experimentalismo debe hacerse siempre en los márgenes, en paralelo con las concepciones más libres. Por mi parte, debo confesar que me ataca un poco los nervios oír hablar de “innovaciones formales” en la narración. Muy a menudo, la “experimentación” no es más que un pretexto para la falta de imaginación, para la vacuidad absoluta. Muy a menudo no es más que una licencia que se toma el autor para alienar —y maltratar, incluso— a sus lectores. Esa escritura, con harta frecuencia, nos despoja de cualquier noticia acerca del mundo; se limita a describir una desierta tierra de nadie, en la que pululan lagartos sobre algunas dunas, pero en la que no hay gente; una tierra sin habitar por algún ser humano reconocible; un lugar que quizá sólo resulte interesante para un puñado de especializadísimos científicos.
Sí puede haber, no obstante, una experimentación literaria original que llene de regocijo a los lectores. Pero esa manera de ver las cosas —Barthelme, por ejemplo— no puede ser imitada luego por otro escritor. Eso no sería trabajar. Sólo hay un Barthelme, y un escritor cualquiera que tratase de apropiarse de su peculiar sensibilidad, de su mise en scene, bajo el pretexto de la innovación, no llegará sino al caos, a la dispersión y, lo que es peor, a la decepción de sí mismo. La experimentación de veras será algo nuevo, como pedía Pound, y deberá dar con sus propios hallazgos. Aunque si el escritor se desprende de su sensibilidad no hará otra cosa que transmitirnos noticias de su mundo.
Tanto en la poesía como en la narración breve, es posible hablar de lugares comunes y de cosas usadas comúnmente con un lenguaje claro, y dotar a esos objetos —una silla, la cortina de una ventana, un tenedor, una piedra, un pendiente de mujer— con los atributos de lo inmenso, con un poder renovado. Es posible escribir un diálogo aparentemente inocuo que, sin embargo, provoque un escalofrío en la espina dorsal del lector, como bien lo demuestran las delicias debidas a Navokov. Esa es de entre los escritores, la clase que más me interesa. Odio, por el contrario, la escritura sucia o coyuntural que se disfraza con los hábitos de la experimentación o con la supuesta zafiedad que se atribuye a un supuesto realismo. En el maravilloso cuento de Isaak Babel, Guy de Maupassant, el narrador dice acerca de la escritura: Ningún hierro puede despedazar tan fuertemente el corazón como un punto puesto en el lugar que le corresponde. Eso también merece figurar en una ficha de tres por cinco.
En una ocasión decía Evan Connell que supo de la conclusión de uno de sus cuentos cuando se descubrió quitando las comas mientras leía lo escrito, y volviéndolas a poner después, en una nueva lectura, allá donde antes estuvieran. Me gusta ese procedimiento de trabajo, me merece un gran respeto tanto cuidado. Porque eso es lo que hacemos, a fin de cuentas. Hacemos palabra y deben ser palabras escogidas, puntuadas en donde corresponda, para que puedan significar lo que en verdad pretenden. Si las palabras están en fuerte maridaje con las emociones del escritor, o si son imprecisas e inútiles para la expresión de cualquier razonamiento —si las palabras resultan oscuras, enrevesadas— los ojos del lector deberán volver sobre ellas y nada habremos ganado. El propio sentido de lo artístico que tenga el autor no debe ser comprometido por nosotros. Henry James llamó “especificación endeble” a este tipo de desafortunada escritura.
Tengo amigos que me cuentan que deben acelerar la conclusión de uno de sus libros porque necesitan el dinero o porque sus editores, o sus esposas, les apremian a ello. “Lo haría mejor si tuviera más tiempo”, dicen. No sé qué decir cuando un amigo novelista me suelta algo parecido. Ese no es mi problema. Pero si el escritor no elabora su obra de acuerdo con sus posibilidades y deseos, ¿por qué ocurre tal cosa? Pues en definitiva sólo podemos llevarnos a la tumba la satisfacción de haber hecho lo mejor, de haber elaborado una obra que nos deje contentos. Me gustaría decir a mis amigos escritores cuál es la mejor manera de llegar a la cumbre. No debería ser tan difícil, y debe ser tanto o más honesto que encontrar un lugar querido para vivir. Un punto desde el que desarrollar tus habilidades, tus talentos, sin justificaciones ni excusas. Sin lamentaciones, sin necesidad de explicarse.
En un ensayo titulado "Escribir cuentos", Flannery O’Connor habla de la escritura como de un acto de descubrimiento. Dice O’Connor que ella, muy a menudo, no sabe a dónde va cuando se sienta a escribir una historia, un cuento... Dice que se ve asaltada por la duda de que los escritores sepan realmente a dónde van cuando inician la redacción de un texto. Habla ella de la “piadosa gente del pueblo”, para poner un ejemplo de cómo jamás sabe cuál será la conclusión de un cuento hasta que está próxima al final:
"Cuando comencé a escribir el cuento no sabía que Ph.D. acabaría con una pierna de madera. Una buena mañana me descubrí a mí misma haciendo la descripción de dos mujeres de las que sabía algo, y cuando acabé vi que le había dado a una de ellas una hija con una pierna de madera. Recordé al marino bíblico, pero no sabía qué hacer con él. No sabía que robaba una pierna de madera diez o doce líneas antes de que lo hiciera, pero en cuanto me topé con eso supe que era lo que tenía que pasar, que era inevitable."
Cuando leí esto hace unos cuantos años, me chocó el que alguien pudiera escribir de esa manera. Me pereció descorazonador, acaso un secreto, y creí que jamás sería capaz de hacer algo semejante. Aunque algo me decía que aquel era el camino ineludible para llegar al cuento. Me recuerdo leyendo una y otra vez el ejemplo de O’Connor.
Al fin tomé asiento y me puse a escribir una historia muy bonita, de la que su primera frase me dio la pauta a seguir. Durante días y más días, sin embargo, pensé mucho en esa frase: Él pasaba la aspiradora cuando sonó el teléfono. Sabía que la historia se encontraba allí, que de esas palabras brotaba su esencia. Sentí hasta los huesos que a partir de ese comienzo podría crecer, hacerse el cuento, si le dedicaba el tiempo necesario. Y encontré ese tiempo un buen día, a razón de doce o quince horas de trabajo. Después de la primera frase, de esa primera frase escrita una buena mañana, brotaron otras frases complementarias para complementarla.
Puedo decir que escribí el relato como si escribiera un poema: una línea; y otra debajo; y otra más. Maravillosamente pronto vi la historia y supe que era mía, la única por la que había esperado ponerme a escribir.
Me gusta hacerlo así cuando siento que una nueva historia me amenaza. Y siento que de esa propia amenaza puede surgir el texto. En ella se contiene la tensión, el sentimiento de que algo va a ocurrir, la certeza de que las cosas están como dormidas y prestas a despertar; e incluso la sensación de que no puede surgir de ello una historia. Pues esa tensión es parte fundamental de la historia, en tanto que las palabras convenientemente unidas pueden irla desvelando, cobrando forma en el cuento. Y también son importantes las cosas que dejamos fuera, pues aún desechándolas siguen implícitas en la narración, en ese espacio bruñido (y a veces fragmentario e inestable) que es sustrato de todas las cosas.
La definición que da V.S. Pritcher del cuento como “algo vislumbrado con el rabillo del ojo”, otorga a la mirada furtiva categoría de integrante del cuento. Primero es la mirada. Luego esa mirada ilumina un instante susceptible de ser narrado. Y de ahí se derivan las consecuencias y significados. Por ello deberá el cuentista sopesar detenidamente cada una de sus miradas y valores en su propio poder descriptivo. Así podrá aplicar su inteligencia, y su lenguaje literario (su talento), al propio sentido de la proporción, de la medida de las cosas: cómo son y cómo las ve el escritor; de qué manera diferente a las de los más las contempla. Ello precisa de un lenguaje claro y concreto; de un lenguaje para la descripción viva y en detalle que arroje la luz más necesaria al cuento que ofrecemos al lector. Esos detalles requieren, para concretarse y alcanzar un significado, un lenguaje preciso, el más preciso que pueda hallarse. Las palabras serán todo lo precisas que necesite un tono más llano, pues así podrán contener algo. Lo cual significa que, usadas correctamente, pueden hacer sonar todas las notas, manifestar todos los registros.
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