martes, junio 28, 2011

NACIMIENTO DE MAIAKOVSKI por VLADIMIR MAIAKOVSKI




Que aprendan los contemporáneos a escribir,
y también los historiadores imbéciles.
"Un notable poeta vivió una vida mezquina y sin interés."
Yo sé,
no pronunciarán mi nombre los pecadores,
asfixiándose en el infierno.
Mi telón en el Gólgota,
no se bajará con el aplauso de los popes.
Mejor,
me beberé mi café por la mañana,
en este espléndido parque de verano.
En el día de mi llegada,
en el cielo de Belén,
no encenderán ninguna señal.
Nadie molestó las tumbas,
donde duermen los magos de pelo rizado.
El día de mi llegada,
fue como todos los días,
absolutamente igual,
igual hasta las náuseas.
Y nadie intentó señalar,
a la lejana estrella inoportuna.
Estrella,
¿no le da pereza brillar en vano?
¿Si no es,
en el día del nacimiento de un hombre,
para qué diablos debo adorar a esa estrella?
Juzgad vosotros mismos:
pescaremos el pez hablador,
con los hilos de la fantasía,
y cantaremos,
cantaremos,
la suerte dorada de los pescadores.
Cómo no he de cantarme a mí mismo,
si yo,
todo entero,
soy un absoluto prodigio,
si cada uno de mis movimientos,
es un inmenso e inexplicable milagro.
¡Miradme de ambos costados, asombráos!
Estas estrellas de cinco puntas,
se llaman "Manos".
Un par de espléndidas manos.
Observad:
Puedo elegir el mejor cuello,
y rodearlo con una sola mano.
Abrid el cofre del cráneo,
y saldrán chispas de su inteligencia.
¿Hay acaso algo que yo no pueda hacer?
¿Quieren?
Puedo inventar un nuevo animal,
que camine con tres patas y dos colas.
¿Quieren?
Me pueden besar.
El que me ha besado,
dirá si hay jugo más dulce que mi saliva.
Y envuelta en ella se encuentra,
mi espléndida lengua roja.
"¡Oh - oh - oh!"
Puedo alzar la voz muy alto.
"¡Ah - ah - ah!"
Puedo bajar blandamente la voz.
No puedo calcularlo todo.

Pero por último,
puedo cambiar el invierno en verano,
y el agua en vino.
Si alguien me tocara el pecho,
bajo la lana de mi chaleco,
palpita un puño extraordinario.
Si golpea a la derecha,
es un casamiento. Si golpea a la izquierda,
se estremecen los espejismos.
¿Qué prodigios podría hacer con mi amor?
¿Quién se acostará ebrio en las noches festivas?
Una lavandería. Las lavanderías.
Todo mojado.
Podría alegrarme de ver tantas pompas de
/jabón. Mirad,
cómo desaparecen tornasoladas.
¿Quiénes son, las hijas del cielo
y de la aurora?
Una panadería.
El panadero.
Hizo el pan.
¿Quién es el panadero?
Con harina dibuja un círculo y resulta una
/rosca. Y de pronto, los panes,
arquean sus lomos crocantes. Él juega con los panes. Todo en él es amor.
Una zapatería.
El zapatero.
Entra un mendigo y un canalla.
Les hace falta algún remiendo.
Miro
y a los guelles de las botas les hace falta un
/detalle. Ya está coronado. Es un príncipe, alegre y hábil.
Soy yo que despliego el corazón como una
/bandera, y hago milagros en el increíble siglo XX.
Los peregrinos abandonaron su camino a la
/tumba del Señor.
Quedó desierta la antigua Meca de los fieles.

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