martes, junio 05, 2012

TESTAMENTO (FRAGMENTO) FRANCOIS VILLON




I

A los treinta años de mi vida,
ya insensible a los deshonores,
ni muy loco ni muy sensato,
pese a penas y humillaciones
que sufrí todas sepultado
de Orleáns en hondas prisiones
por culpa sola de un obispo
que d'Aussigny lleva por nombre..

II

¡Obispo de otros es, no mío!
No es mi señor tampoco, tierra
no tengo de él sino en el alma.
No soy su siervo... ni su cierva.
No le debo fe ni homenaje.
Con pan duro y con agua negra
me convidó todo un verano.
¡Le trate Dios de igual manera!

III

Sé que alguno puede acusarme
con el cuento de que maldigo;
no hay tal, si comprenderme sabe,
porque no hablo mal de ese obispo.
Lo que yo pido es solamente,
que si piadoso fue conmigo
que así para su cuerpo y alma
sea el Señor del Paraíso.

IV

Y si tratóme con crueldad,
y con más de la que aquí cuento,
también pido que en igualdad
lo trate el Rey del firmamento.
No olvido que la Iglesia ordena
que por el enemigo oremos...
Pero ya mi vergüenza y faltas
serán juzgadas en los cielos.

V

Rezaré por él ¡juro al alma
del difunto borrachín Cotart!
Rezaré pero callandito,
que tengo pereza para hablar.
Ha de ser un rezo picardo...
Si no me entiende puede viajar
—si se atreve— a Douai o a Lille
que allí bien se lo han de explicar.

VI

Y si quiere saber qué pido
para él con ansias salvajes
se lo diré aquí y ahora mismo,
pero que no lo cuente a nadie:
en mi salterio, que carece
de tapas, de hojas y de márgenes,
por d'Aussigny rezo el versículo
octavo del salmo Deus Laudem.

VII

Ruego al divino Jesucristo,
a Quien invoco en mis desgracias
y Cuyo soy en alma y cuerpo,
que dé acogida a mi plegaria.
El, que de tantos extravíos
me preservó, y de fuerza mala,
alabado sea, y Su Madre,
y Luis, el bravo Rey de Francia

VIII

a quien Dios de Jacob la dicha
mande, y de Salomón la gloria
(puesto que fuerza no le falta
y que arrojo, a mi fe, le sobra);
y que asimismo le conceda
en esta vida, transitoria
durar lo que Matusalén,
que sea eterna su memoria

IX

y doce hijos, varones bellos,
de su fiera sangre real,
valientes como Carlomagno,
concebidos en lid nupcial
y como San Marcial bizarros.
No le deseo mayor mal.
Que en el mundo coja esos frutos
y el Paraíso halle al final.

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