martes, abril 02, 2013

EL FOTOGRAFO DEL TSUNAMI por RODRIGO RAMOS BAÑADOS



Terminar con el rostro lleno de púas de erizo, hasta en los párpados. Perder dientes o partirse la cabeza. Marcos Tobar, iquiqueño, 31 años, casado, sabe bien los riesgos del oficio. Este ingeniero desde hace un par de años desarrolla el arriesgado quehacer de retratar a quienes practican bodyboard y surf (también llamados riders) en Iquique.
El señor, previas contorsiones y piruetas, debe esperar dentro del tubo de la ola al deportista con su respectiva tabla. El trámite es jugar en medio de la ola, que en la mayoría de las ocasiones sobrepasan los dos metros. Tiene un segundo para hacer click y sacar la fotografía.
Marcos se ha salvado jabonado varias veces de terminar en el hospital.
Recuerda que la última vez, con unos amigos se levantaron temprano como siempre a chequear las condiciones del mar. El vaivén no estaba como esperaban.  Las olas parecían chicas y así, perdieron casi toda la mañana decidiéndose si se meterían al océano. Al final optaron por el sector “punta uno”, al costado de la playa Cavancha, justo donde parten las piedras.  
Marcos dice que la marea baja es mucho más peligrosa.
De pronto apareció una ola grande que no había salido en todo el día.  “Me pegó un revolcón y me dejo en la orilla arriba de las piedras y un poco desorientado; en eso me doy cuenta que viene la otra ola y cuando voy a capearla por abajo me miro los pies y estoy parado con el agua hasta las canillas y al igual que en los dibujos animados digo: oh, oh”.
Luego Marcos escucha al salvavidas que le grita que se salga de ahí. Nuestro protagonista  cierra los ojos esperando la embestida de la ola. La fuerza del mar le saca la cámara de las manos. Queda con los codos y la espalda rasmillada por el revolcón con las piedras del fondo.
Afortunadamente no pasa a mayores. Cuando logra entrar nuevamente al agua, Marcos busca a sus amigos. No los ve por ningún lado en el horizonte.  En una de esas observa la orilla y nota a un grupo de personas y la moto de los salvavidas. Entre tanta gente ve a alguien de traje azul y pienso en su mi amigo. Sale rápidamente y efectivamente es él; el mismo que le había dicho que tuviera cuidado.
“Lo de mi amigo fue un poco más grave pues perdió un par de dientes y se partió la cabeza contra la roca quedándole la cara llena de espinas de erizo, hasta en los parpados”, dice Marcos abriendo los ojos.
Al final, los amigos terminaron la mañana en el hospital. “Estábamos todos con traje de surf y sin nada más que aletas y en mi caso, la cámara. En la caja nos preguntaban si teníamos como pagar la factura”.



Adicción a la foto

La predilección por el mar de Marcos, lo llevó primero a practicar bodyboard. Todavía ese deporte acuático no se masificaba en Iquique. Hoy, el puerto histórico junto a Pichilemu y Arica son los lugares más importantes a nivel nacional en la práctica de surf y bodyboard. Luego Marcos comenzó con el buceo profesional y así derivó a la fotografía submarina, pero con fines de registro científico. Hasta que un primo le abrió le ojos.
“El me pedía que me motivara pues nadie en Iquique sacaba fotos a los surfistas. El quería unas fotos. Hasta que un día se dio la oportunidad de meterme. Recuerdo que hubo un buen rato de meditación. Había marejada y no acostumbraba a introducirme con el mar de esa manera; afortunadamente no sucedió nada malo. Luego la foto se me hizo casi una adicción.

 ¿Con qué cámara comenzaste y qué cámara ocupas ahora?
Comencé con la cámara del trabajo de buzo (ríe). Esta es una Canon s95 con un housing  (carcasa). Es una cámara súper básica con un modo de ráfaga lento y en consecuencia es difícil captar el momento preciso pues la ola sólo te da una oportunidad; sin embargo fue suficiente para decidir pasar una buena parte de mi vida haciendo foto de surf. Ahorrando un poco y otro poco endeudándome logré comprar una cámara de primera línea que es una Canon 7D y un par de lentes; para el agua se utiliza un housing que lo tuve que encargar directamente a Estados Unidos. Este housing es específico para ese modelo de cámara y tipo de fotografía.

¿Cuéntame del proceso de tomar la foto: esperas la ola, esperas abajo antes que la ola reviente o vas con el surfista?
Depende de lo que quieras retratar realmente, si quieres retratar la maniobra final tienes que esperar la ola bien abajo y generalmente recibes algún raspón del surfista o de la ola: ahora si quieres sacar en el tubo tienes que estar ahí que es lo más complicado  por el momento y como el housing y la cámara reaccionan. La cámara no es muy versátil a la rápida acción, por lo que debes tener una idea desde afuera de lo que quieres y de cómo está la ola y la luz para llevar todo el equipo con el lente preciso.




A la 5 de la madrugada

Habitualmente el día para Marcos comienza a las 5 de la madrugada. Baja a la playa, a un sector conocido como La Ola, a un costado de Cavancha. En ese lugar junto a los surfistas, analizan las condiciones del viento. Esto pues el viento crispa al mar y en consecuencia es difícil lograr buenas fotografías. De esta manera espera las condiciones ideales de luz y marea; a veces debe esperar un par de días.
Cuando el mar lo permite entra.  Dice que aproximadamente está casi dos horas en el agua buscando imágenes.

¿Sientes algo al tomar la foto?
Es una descarga de adrenalina constante estar ahí. Con un ojo tienes que estar pendiente del objetivo y con el otro de la ola y su posición. Uno sabe que si está mal posicionado la ola te agarra desprevenido y generalmente de espalda hacia la orilla por lo que caes directo a la piedra, en el caso de la mayoría de las olas de Iquique.


A las 8 de la mañana, Marcos ya va a su trabajo formal en la Universidad Arturo Prat, de donde egresó de la carrera de ingeniería en pesca y acuicultura.
Reconoce que cuando el tiempo de trabajo lo permite hace un poco de pesca submarina. “Es mi gran pasión además de mi mayor fuente de ingresos, pues las pescas que realizo las vendo en distintos restoranes de Iquique”.
Y si el cuerpo aún aguanta, hace alguna sesión al atardecer en el mar. “Cuando no puedo hacer nada de esto por diferentes motivos, me mantengo físicamente con algo de trote y natación”.


Recuadro:

Tablas voladoras

Según su experiencia, Marcos afirma que los riders chilenos no tienen mucho que envidiarles a los top #1 del exterior.  Desde el punto de vista fotográfico dice que es más entretenido sacarle fotos a quienes practican Bodyboard. A diferencia del surf estos tienen maniobras mucho más radicales y literalmente vuelan. Reconoce que si tuviera que quedarse con alguno sería con Guilherme Tamega de Brasil, que es uno de los más radicales en cuanto a maniobras y tamaño de olas. “Más allá de sacarle fotos a alguien es ser capaz de poder capturar las olas y poder hacer algo un poco mas artístico para poder mostrar el mar y su fuerza de una manera distinta a lo que se hace, no sólo registro fotográfico”, dice.


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