martes, junio 21, 2016

LA INFAMIA DE LAS MARIPOSAS II por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE


Con mil sueños construimos
la ciudad que reconoció  tus pasos,
cerramos los ojos, abrimos las manos,
vivimos  años de lluvias y sol ciegos.

En tus alas, Mariposa, se dibujaron  besos
y la bóveda que parió
las dispersas  estrellas del firmamento:
canto que fundó el corazón del mundo.

Yacimos entre quimera y destinos,
talud en que reposó un mar  ebrio
que amaba con  delirio al tiempo,
juramos  en  sangre sin sangre
y sólo luz en la pálida luz.

Y tu aleteo fue susurro del fin
que jamás comprendí,
cientos de  poemas disipados
en el color de tus alas, Mariposa.

Se oscureció  la atmósfera
en tus latidos y auroras
infinita cadena y lazo marchito.

La ausencia  se durmió en tu poema
dejamos de ser niño y juego
en el amplio pasillo del atardecer.

El adiós es amargo  evangelio.
Las batallas finalizaron más allá
del muro de esta frágil ciudad.
¿Dónde, dónde estás Mariposa?

No buscas en la herida de la noche
dulces  invocaciones para  espíritus:
La  caída mortal que nos libera
de una cruel  realidad.

Tus alas no se agitan rojas,
la esperanza que siembra el aire
encarnas silencio y coronas agonía
que hacen de tu vuelo,
compás para  muerte temprana.

La espalda se cubre de cicatrices
diluyendo  huellas que tu dedo  trazó.

Hay frío

Somos hijos del desamparo y  la distancia,
somos sin desearlo el párpado abierto,
luego de un largo sueño sin temor,
luna de  graves ausencias;
atavío de  minutos y final.


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