miércoles, septiembre 21, 2016

IDEA DE POESIA EN PABLO DE ROKHA EN EL PERIODO 1922 A 1929 por JUAN REQUENA CERDA


En la 2ª década del siglo pasado, cuando el Modernismo en América empezaba a ser insuficiente como sistema poético, comienza a gestarse una nueva forma de expresión, en donde los poetas latinoamericanos se expresan de manera muy diferente. El surgimiento de esta nueva visión de mundo mantiene un estrecho vínculo con el contexto económico, político, social y cultural de Latinoamérica. Así, la Primera Guerra Mundial y, con ella, la consolidación de Estados Unidos como una potencia hegemónica casi absoluta, y la proliferación de movimientos antioligárquicos, en nuestro subcontinente, constituyen el contexto político, social, económico del surgimiento gradual, simultáneo y sucesivo de múltiple proyectos estéticos, radicales que suelen denominarse como vanguardismo. El período en que se enmarca esta exposición‐esto es, el campo de estudio‐abarca desde los inicios de la década del `20 hasta el año 29, fecha de publicación de Escritura de Raimundo Contreras de Pablo de Rokha, que coincide con la gran crisis mundial de ese año. De Rokha se ha inscrito ya plenamente en los movimientos vanguardistas de cambio. Nuestro poeta plantea una forma exaltada y apostrófica de enunciación, respecto a la cual Alone, señala (Díaz Arrieta, 1931: p.146) 1: “ Su libro Los Gemidos constituye uno de los documentos de la literatura patológica aparecidos después de la
guerra en los países no afectados por este fenómeno de un modo directo”. Es una escritura incomprensible para los lectores y una crítica acostumbrada a otros parámetros, lo que conlleva a la siguientes interrogantes: ¿por qué aquello, por qué romper con toda una estética, la modernista que prevalecía, con toda una visión de la realidad que hasta ese entonces era la canonizada? Es por ello que el problema que se busca dilucidar con este escrito es encontrar indicios, atisbos que ayuden a aprehender en la obra rokhiana, en los principios de su creación, desde Los Gemidos (1922) , pasando por U , Heroísmo sin alegría , Cosmogonía, Satanás, Suramérica, continuando con Ecuación , hasta terminar con Escritura de Raimundo Contreras, esto es, su idea del arte y la poesía. La necesidad de introducirse en esta temática radica en que no existen estudios referidos al problema específico que abordará este escrito, siendo este, desde luego, sólo una primera aproximación, que abre un nuevo campo de investigación.
¿Cuál es la idea de poesía en Pablo De Rokha en el periodo que va de 1922 a 1929? En los primeros libros, según el profesor Naín Nómez, de la creación rokhiana, "permanece la visión de un YO angustiado, intensificada por la soledad y la pena, que fluctúa entre la aspiración tradicional de carácter romántico‐metafísico y un deseo de insertarse en la vida concreta y los sufrimientos cotidianos” (Nómez, 1994: pp.15‐16).
Es por ello, que la interrogante sobre la influencia del contexto en su creación poética cabe de inmediato. En este sentido, podría encontrarse esta respuesta en el sentimiento de angustia y desazón que provocó en sus habitantes esta urbe marginada respecto de los centros de modernidad. Urbe marginal que sufre los efectos de la llamada modernización: la realidad se vuelve problemática, desintegrada e inestable; por lo tanto, un fenómeno difícil de asimilar y de representar. Síntomas de ello serían el experimentalismo y la escritura fragmentaria. Por otra parte, su estilo denso, los motivos enrevesados y hasta oscuros, las influencias de las vanguardias y del pasado simbolismo, primeramente, más otros factores, hacen poco accesible su poesía al
común de los receptores, lo que conllevaría, además, una difícil lectura y crítica. Según el escritor Raúl Silva Castro “La inclinación literaria de Pablo De Rokha a lo enorme, a lo nunca visto, que hemos calificado de `trementismo` queda probada además en títulos de sus obras, donde impera habitualmente la desmesura” (Silva Castro, 1961: p. 99), pero esa desmesura que nombra Silva Castro, tal vez con un dejo despectivo, no sólo habría ayudado a quebrar los márgenes establecidos, sino que también habría influido, directamente con el posterior desarrollo poético nacional 2. Respecto a su propuesta literaria, De Rokha, en sus inicios, no se habría jugado por lo que él denominó con el transcurso del tiempo “la gran épica social de América”, postura en la cual el papel del creador, del poeta, es transformarse en una especie de líder que muestre y denuncie la realidad social. Todo en una visión materialista‐dialéctica de los procesos artísticos, cuestión fundamental en la posterior argumentación estética rokhiana, que, sin embargo afloraría sólo en forma incipiente en la década del 20. Dicho de otro modo: el poeta no puede ser ajeno a su entorno social, debe sumergirse en la realidad del tiempo que le toca vivir e interactuar con ella. “De la leyenda emerge la epopeya antigua y yo construyo la épica social americana, como mítico social del realismo insurgente y combatiente de los inmensos pueblos americanos” (De Rokha, 1949, p. 78) nos dice De Rokha en otra época.
Por otra parte, el desarrollo de la poesía en Chile en los años 20 fue sorprendentemente vertiginoso, por denominarlo de algún modo, y en ese convulso contexto, comúnmente, se nombran a “tres grandes” –Mistral, Huidobro, Neruda‐ del siglo pasado como los ejes que guiarían esta evolución, perdiendo de vista, la presencia poderosa de la obra rokhiana en este periodo de grandeza y consolidación. Es por ello, que De Rokha con su obra primera, se inscribiría como un vértice, por lo general, ignorado del gran cuadro poético del siglo anterior (los cuatro), instalándose como adelantado en cuanto a la adopción de posturas de avanzada literarias y políticas y de ruptura con respecto al canon modernista vigente e influyendo de manera notable en el desarrollo de la lírica chilena.
Uno de los objetivos de esta ponencia es contrastar la conectividad de la obra rokhiana con el desarrollo de la poesía chilena, al introducir innovaciones futuristas y surrealistas a la entonces floreciente poética nacional . Además, es objetivo de ésta verificar en su obra cómo el contexto condiciona substancialmente en la temática utilizada en su canto, ya que el escritor, desarrolla un conjunto de poemas donde trasluce todos los acontecimientos mundiales y nacionales que el vertiginoso siglo XX conlleva, en donde De Rokha estampa su sensibilidad de joven rural en sus inicios, mezclando con ello, una vocación de universalidad en su prosa poética con una chilenidad exacerbada hasta los límites, lo que se denota claramente tanto en sus versos como en su prosa, los cuales se transformaron en impetuosos, punitivos, sociales e insondables. Finalmente, es prioridad de ésta es tratar de dilucidar, a partir de su creación, de sus discursos, más bien arengas discursivas, además de las críticas de sus defensores y detractores ¿cuál es su idea de poesía en sus primeros años de creación?
El análisis de la obra del poeta Pablo de Rokha quiere develar las relaciones de la literatura hispanoamericana con su contexto histórico‐social y, por ende, con la literatura en general. En este sentido, junto con interpretar el trabajo poético particular, es útil, conectarlo con su contexto político‐social y las relaciones que el poeta establece entre su creación y la realidad concreta. Es por ello que se utilizó como referencia la mayor cantidad de textos que existen sobre su obra, como lo son los de Antonio De Undurraga, Mario Ferrero, Fernando Lamberg, Mahfud Massis, Faride Zerán y Naín Nómez; también escritos sobre los contextos vanguardistas y la evolución de la poesía en Chile y Latinoamericana.
En ese periodo de los primeros años del siglo XX, el admirable “hombre nuevo” de la vanguardia sueña con varias utopías y proyecta su imaginario en el futuro. Por supuesto, el más generalizado principio vanguardista es lo nuevo. En Europa este deseo de la diferencia y la negación del pasado en el arte está ligado estrechamente a los medios de producción, a la alteración de lasformas de consumo y a la ideología progresista legada por la revolución industrial. Pero en América Latina‐como dice
Girondo‐existe en el aire un llamado a una “nueva sensibilidad” (Girondo, 1924, pp. 1‐2) .
La novedad no se limita a una actitud de repudio al pasado, solamente, sino que cobran consistencia las transformaciones
formales de la poesía, en el verso libre heredado de Whitman, en la irregularidad métrica o en la liberación extrema de la sintaxis que proclama Marinetti. Chile, no puede abstraerse de toda esta vorágine creativa y los mayores representantes de la lírica de principios de siglo, adquieren estos rasgos antes mencionados como suyos, por supuesto que Pablo es inundado también por este oleaje venido de Europa. Sin embargo, ¿es Pablo de Rokha un vanguardista?
A mediados de la década del 10, se da una segunda instancia clave para la historia de la poesía chilena, la cual está dada por
la producción poética de aquellos que comienzan a publicar hacia 1914, ya con conocimiento de los movimientos de vanguardia.
En 1920 aproximadamente todos ellos tienen obra ya reconocida. A ellos se adscribe, De Rokha. El acontecimiento histórico social
más significativo, al cual no pueden los integrantes del grupo sustraerse y que tiene enorme resonancia para la interpretación
del mismo, es el ascenso político de la clase media del país. Ascenso que alcanza su manifestación primera hacia 1916 con las
elecciones parlamentarias y que, pocos años después, con la elección de Arturo Alessandri Palma en 1925 tiene una mayor concreción.
La sensibilidad poética manifiesta no corresponde en apariencia a las responsabilidades y privilegios adquiridos por losestamentos medios, a los cuales pertenecen los principales poetas del momento. En el caso de De Rokha, perteneciente a unafamilia decaída del centro de Chile (Ferrero, 1967, p.22) , no se produce la exclusión a la regla, y sólo toca los temas sociales en forma tangencial en su primera obra. La mayor parte de los poetas de este periodo demuestran en sus comienzos una notoria
falta de preocupación o conmiseración social (Nómez, 1996, p. 17). De Rokha, no es la excepción: en Los Gemidos (1922)
presenta más bien cierto grado de despreocupación o evasión de la circunstancia inmediata. Lo vemos en estos versos de Elegía
del hombre soltero de Los Gemidos (1922) :
“…Doliente sol de tarde , mis trancos marcan, marcan el final de un SUEÑO en la tierra; soy aborto de
civilizaciones cansadas y épocas en crisis , recipiente de errores podridos , errores podridos, errores podridos , engendro de decadentes razas trashumantes y pueblos aún INFORMES ; gravitan MI ANHELO todos los malos síntomas del ATARDECER DE UN SIGLO, UN SIGLO, (…) y comenzamos la ERA preciso INVENTAR ilusiones modernas y hombres‐máquinas (…)‐……………doliente sol de tarde , doliente sol de tarde …” (De Rokha, 1994, p. 149)
El yo poético de la mayor parte de estos creadores se configura como un personaje marginado de la sociedad, pero individualista, preocupado por el sentido de la existencia, la presencia de la muerte, el destino del ser humano. Abundan las referencias a Dios, Cristo, a los cuales se dirige el hablante o quienes dialogan:
“Aquella gran caricatura humana, Dios, Dios, llena los cielos vacíos, las tristes conciencias, las tristes conciencias y las congojas GRANDES,[…]Dios malo[…] Gran ala absurda, Dios se extiende sobre LA NADA…” (De Rokha, 1994, p. 145)
En de Rokha también se produce este efecto. Sin embargo, ya empieza en este tiempo a aflorar en su creación poética una perspectiva más bien anarquista y revolucionaria, crítica a los centros urbanos y al capitalismo.
En la creación rokhiana empieza a generarse un cambio significativo hacia el 25, al incorporar el elemento social en su poesía lo cual empieza a diferenciarlo, tanto de los otros poetas de su grupo como de los que se inician 3. Su embrollo literario y su
corriente creativa, sin embargo, no están a tono con la preocupación formal que domina en el momento. De Rokha empieza a representar la tendencia de orientación social que convive con la vanguardista de Huidobro, con la de Pedro Prado ‐poeta anterior‐ de clara inclinación intimista, precedente del modernismo como López Velarde y Luis Carlos López 4.
De Rokha representa una suerte de modelo imitable o capaz de imponer un temple de ánimo poético determinado, al igual que Vicente Huidobro; sin embargo, con su pujanza comprometida sólo llama la atención de fracciones de las generaciones posteriores, como lo son Mafhus Massis y Boris Calderón. Sus seguidores más acérrimos siempre se presentaban junto a él en los
distintos encuentros literarios o intelectuales realizados en la época. Sin embargo con posterioridad no ha sido así; tal vez, las influencias de su temple polémico y patriarcal, de su machismo exacerbado han producido un efecto de olvido y dejo.
Sus primeras publicaciones conocidas datan de 1912, época en que trabaja como redactor del diario La Mañana , de Santiago. Pertenece, pues, por cronología, al grupo de innovadores que, desde distintos ángulos, surgió alrededor del año 1912. Su sentido más innovador es absolutamente distinto y más trascendente, más común a su especie y duradero, que el de sus compañeros de generación” (Ferrero, 1967, p.39).
El primer libro de Pablo de Rokha se publicó bajo el nombre de Versos de infancia en una antología de la revista “Selva Lírica”, libro que muestra la huella del Modernismo y de la filosofía de Arturo Schopenhauer y Federico Nietzsche (Ferrero, 1967, p.26). También influyeron en los temas de este texto, las ideas anarquistas que predominaban en Chile difundidas por obreros europeos que habían emigrado a Chile. Estos elementos se reflejaron en su exorbitante individualismo acentuado por el "machismo" y los ideales heroicos recogidos en su adolescencia, en el campo de la zona central del país. Su palabra gravemente injuriosa en contra de la iglesia, conformó una posición irreverente y rebelde hacia lo religioso, lo cual se manifestó en una angustia dolorida y desencantada que lo hacía dudar de todo.
Pocos poemas se conservan de esta etapa. En estos poemas también confluyen las tendencias anarquistas que impregnaban vitalmente a los escritores de la época. Estos rasgos se confunden con los elementos bíblicos y religiosos recogidos por el poeta durante su estadía en el Seminario Conciliar de Talca antes de 1911. Los contrabandistas y cuatreros que conoció en Chile Central, permanecerán como seres heroicos y populares en muchos de sus escritos. El Yo utilizado como eje y, también la imagen patriarcal del padre acentuada con lecturas bíblicas de adolescente y el concepto de la hombría, se marcaron en esa época:
Genio y figura
Yo soy como el fracaso total del mundo, ¡oh Pueblos!
El canto frente a frente al mismo Satanás, dialoga con la ciencia tremenda de los muertos
y mi dolor chorrea de sangre la ciudad.
Aún mis días son restos de enormes muebles viejos, anoche “Dios” lloraba entre mundos que van
así, mi niña, solos, y tú dices: “Te quiero”,
cuando hablas con “tu” Pablo, sin oírme jamás.
Se caracteriza en su obra primera el uso de lo grotesco (Kayser, 1997, p.517), marcado por la hipérbole, la repetición y la antítesis, dando origen a un tipo de coloquialismo antipoético, entendiendo antipoético como la destrucción del canon poético, llevando, en la mayoría de sus poemas, hasta el extremo la no regla métrica o temática establecida, algo totalmente nuevo en esta parte del mundo, aunque aún resuenen rasgos modernistas, como lo es la utilización del soneto alejandrino en su obra. El procedimiento de la repetición, tan evidente en De Rokha, indica, que hay una conciencia de la imposibilidad de avance, tal vez, y a la vez de su necesidad. La sucesión de adjetivos, que realzan a los sustantivos, parece detener esta fuerza centrífuga, la cual a la vez los genera, acentúa el carácter de irrealidad o evita el exceso de realidad. “…buscar un centro perdido en la inagotabilidad de un gesto tal que la repetición nunca es obstáculo sino tobogán hacia un más allá que siempre se roza pero no se penetra…” (Jitrik, 1992, p. 55).
En la esfera de lo temático se produjo una afirmación del mandato nacionalista de la época 5, expresada por formas retóricas que se van a desarrollar más explícitamente en los libros posteriores.
Lo nuevo‐la vanguardia‐y lo consagrado se unen. Cubre la ola de lo nuevo con el relevar de lo antiguo y ratifica una ruptura en la afirmación de la continuidad.
Su obra conlleva la contingencia de los tiempos. El dolor ha sido, en sus primeros trabajos, una puerta abierta ante su necesidad siempre renaciente de deificar lo lúgubre. Al penetrar en las tinieblas, al traspasar los muros del tiempo, muchos de sus poemas, de esta primera etapa, encuentran asilo en el romanticismo tardío y alguna chispa de libertad en la llamada vanguardia literaria.
Su ser al igual que su obra están en perpetua agitación. Existe en su prosa poética una persistencia acusadora, acusadora de las grandes cicatrices de la humanidad que Pablo las hace suyas.
Recuerdos lacerantes lo hacen abrir los ojos hacia la universalidad. De Rokha, ahogado por lo que se desvanece, convierte su obra en una especie de espasmo que se dilata para acoger, y en el colmo de la exaltación revela un estilo que será tal que consagrará su nombre.
De Rokha considera a la muerte no un espanto, sino un modelo de dignidad, capaz de regenerar el mundo luego de haber sido destruido. Al mismo tiempo, la iglesia, las fábricas, las máquinas, Dios y el mal son rigurosamente canalizados a través de su verso.
En cuanto a su especie, su trazo poético difiere de los que le rodean, asegurando anticipadamente los cambios, velando porque nada preciso‐ según él‐ se pierda interiormente.
Los hechos se le presentan como vividos, con los que procura poblar su memoria y se entregan a su joven exaltación los cuales son amplificados y entrecruzados de ficción, libremente, trasgrediendo toda restricción.
Es su ser, un inabarcable continente del dolor y las contradicciones humanas. Su visión es individualista, en ella el “yo” asume una posición privilegiada, expresándose de distintas formas, todas ellas muy personales, influenciado por las vanguardias europeas, específicamente por el futurismo y las influencias de Nietzsche que nunca lo abandonarán. A partir de su primera gran obra ‐Los Gemidos‐, eso sí, empieza a configurarse una preocupación por cantar lo nuestro, un nacionalismo latinoamericano, un continentalismo, concretizado en imágenes del campo chileno, de nuestra geografía y su gente. Podemos leer en su obra, desde ese momento, predominantemente la representación heroica de los pueblos, la “Gran Épica Social de América” que plantea, con el tiempo, De Rokha, siendo el artista una especie de líder que entrega en imágenes y metáforas la realidad social 6. El realismo social, entendido a su manera, fue la forma de expresión para abarcar la tragedia diaria que el poeta quiere mostrar a través de sus versos 7. Sus versos, más bien, su prosa poética, su denominada “antipoesía”, por algunos, su “barroquismo americano”, por otros, sería la forma que encuentra digna para cantar dichos acontecimientos.
De Rokha ayuda a conformar y producir el esquema de preferencias de los grupos poéticos vanguardistas que rompieron con el canon modernista para iniciar la constitución de un proceso poético diferente 8.
En la búsqueda de su idea de poesía, tratamos de acercarnos a su discurso de un modo que permita acercarse a su real dimensión histórica, esto es, con la debida distancia respecto a su obra, mediante una actitud crítica centrada en los textos poéticos mismos y en las propuestas estéticas presentes en él, pero sin perder de vista sus contextos culturales y sociales.
Su obra aparecería, entonces, como un modelo de desarrollo literario para la tradición cultural chilena posterior. Sus primeras impresiones son cercanas al mundo rural y al mundo familiar marcado por el oficio del padre y sus continuos traslados, lo que marcó su obra y su ser, siendo el primer sustrato estructurador.
Después de Huidobro, De Rokha va señalando en su poesía elementos que marcan su liderazgo vanguardista en la literatura nacional de los años 20 . Estos elementos son las irrupciones en la escritura poética de nuevas formas de decir que el poeta aporta en su llamado primer ciclo. En su discurso poético, el yo sobredimensionado, primeramente, es el eje estructurador de un
idioma que se ensancha y repliega hasta sus límites, fragmentado, caótico y desbordando los contenidos mismos que se quieren mentar. Por último, el compromiso como sustento ético de la construcción poética de De Rokha es el compromiso social. Logra así una base, en donde lo esencial es el lenguaje explorador o indagador de la realidad. Todo se une, todo sirve para expresarse:
la prosa, el verso, elementos prosaicos, signos históricos, neologismos, estructuras repetitivas, hablantes singulares y colectivos.
En todo se basa De Rokha para crear un lenguaje nuevo que dé cuenta del “nuevo mundo” que lo asfixia y de su caótico sentido. En De Rokha se conjugan, por ende, el expresionismo y otros ismos vanguardistas aún incipientes. A fines de los años veinte con
Escritura de Raimundo Contreras logra plasmar todas las fuentes rupturistas de las vanguardias con un lenguaje propio americano, el cual suelta sus ataduras y se explaya en forma delirante. Las vanguardias y el realismo social se unen, en este periodo, para crear un orden estético que atraviese las relaciones del discurso y de la historia. Por otra parte, a través de la relación que se da entre su obra y su vida, las influencias del contexto, en todos los ámbitos, son claramente identificables en su creación, ya sea las anécdotas de infancia, como su vida en el Seminario, o las influencias anarquistas, primeramente, así como las influencias antiburguesas y el nacionalismo exacerbado concretizado en las imágenes del campesinado chileno que cierran este llamado primer y segundo ciclo o primera etapa de la obra rokhiana, ya que no hay que olvidar las intensas vivencias cristianas que marcaron la juventud de Pablo, las cuales se imbrican de materialismo.
De Rokha mantiene en toda su obra un lenguaje onírico y visionario, lleno de metáforas, pero no sólo de ellas. Se dan además
a lo largo de su discurso una serie de Leitmotiv como lo son el horror, la angustia, la muerte subjetiva y que tienen su origen en Voltaire, Nietszche y Schopenhauer. Su poesía es como un gran anhelo a lo imperecedero, en donde su escritura pretende transformarse en puro acontecer histórico que se desgarra en la imposibilidad misma de su intento. Su obra, puede afirmarse, es una de las vertientes más originales de la poesía del siglo XX en Hispanoamérica, indagatoria de un lenguaje distinto para un mundo en ebullición constante. Su aventura humana y poética convierte a su obra y su persona en arquetipo de una escritura, la cual generó un mundo y una mirada primogénita sobre los grandes temas de la tradición literaria occidental, matizados en nuestro continente mestizo, que busca constantemente hacerse y describirse a sí mismo. Su idea de poesía, en resumen, es un constante ir y venir de contradicciones en su ser como en su relación con el entorno. Contradicción irresuelta: por un lado, la de hacer arte social cada vez más cercano a las masas y, por otro, realizar una forma literaria que se estructura a partir de un yo que quiere alcanzar la totalidad, lírico y subjetivo, pasando a ser esta constante contradicción una característica de su poesía y su arte.
En suma, en cuanto a su legado al desarrollo poético posterior, creo no equivocarme al opinar que su personalidad jugó un papel muy importante en el abandono en que se ha mantenido su “híbrida” creación, postergando con ello el acceso a nuevas generaciones de esta veta poco explotada del gran crear poético del siglo pasado en Chile. Con esto está claro decir que la obra de De Rokha, por sí sola, lo ubicaría, por méritos propios, dentro del cuadro poético conformado por los tres otros grandes de la poesía chilena del siglo XX. De Rokha, “el toro rabioso” 9, no valorado, vapuleado, extremo, radical, fiel a sus principios, es y será el gran olvidado de la lírica chilena, pero también el gran rescatado por nuevos lectores que sienten en la fuerza poética de sus imágenes, un nuevo resplandor en el goce poético interno.

1 Influencia que se busca dilucidar con este trabajo.
2 De Rokha adopta esta postura después de 1929.
3 Pablo Neruda lo hace en Crepusculario: Maestranza de noche, por ejemplo, y otros poemas. Pezoa Véliz y Baldomero Lillo
ya presentan, también, una preocupación social.
4 Como se dijo anteriormente en esta época conviven distintas tendencias poéticas.
5 En 1910 se conmemora el Centenario de la República de Chile.
6 Recordar que también adoptaron esta postura Pablo Neruda y Gabriela Mistral en Chile, aunque la concretizaron de
distintas formas poéticas.
7 César Vallejo también lo hacía.
8 Antes se ha negado su autonomía.
9Así lo llamaría Nicanor Parra en “Manifiesto” (1962). Obra Gruesa. Santiago. Editorial Universitaria. 1969. Pág. 54
Referencias bibliográficas
De Rokha, Pablo (1949). Arenga sobre el arte. Santiago: Editorial Klong.
Díaz Arrieta, Hernán [ Alone] (1931). Panorama de la Literatura Chilena del siglo XX. Santiago: Editorial Nacimiento.
Ferrero, Mario (1967). Pablo de Rokha, guerrillero de la poesía. Santiago: Editorial Universitaria.
Girondo, Oliverio (1924). Manifiesto Martín Fierro. Tomo I, nº 4, 15 de mayo de 1924.
Jitrik, Noé (1992). Ensayo sobre la repetición/La palabra que no cesa. Nº 3 en sYc. Buenos Aires, Septiembre 1992.
Kayser, Wolfgang (1997). Lo Grotesco: su configuración en pintura y literatura. Buenos Aires: Nova; traduce. Ilse M. de
Brugger.
Nómez, Naín (1996). Antología Crítica de la Poesía Chilena. Santiago: Lom, Tomo I.
Parra, Nicanor (1969). Manifiesto (1962). Santiago: Obra Gruesa, Editorial Universitaria.
Rokha, Pablo (1994). Los Gemidos. Santiago: Lom, 2ª edic. [1922, edit. Cóndor].
Silva Castro, Raúl (1961). Panorama literario de Chile. Santiago: Universitaria.

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